El presidente de la patronal española de concesionarios de automóviles lanzó ayer las campanas al vuelo: "Somos los protagonistas de la recuperación". La frase de Jaume Roura podría parecer excesiva, pero los hechos así parecen confirmarlo. El sector del automóvil ha frenado en los últimos meses el desplome de las ventas (con un aumento interanual del 16% en abril), que había originado una destrucción de 74.000 empleos --directos e indirectos-- en el quinquenio del 2007 al 2012, cuando la crisis dejó sentir duramente todos sus efectos. Ya el pasado año la cifra de 2,16 millones de vehículos producidos reveló la apuesta de las grandes compañías multinacionales tras la reconversión del sector.

Esta bocanada de aire fresco ha llegado con una evidente contrapartida por la reducción de los costes de producción, como bien saben sus trabajadores, con un recorte salarial y de gastos de transporte. Algo que ha resultado inevitable para mantener la productividad de una industria estratégica en el modelo económico español, ya que representa el 10% del PIB y un 14,3% de las exportaciones del 2013, la primera muestra de que empezaba a coger aire.

CONSOLIDACIÓN INDUSTRIAL

Una nostálgica mirada atrás nos recuerda también la relevancia de la automoción, que empezó a acelerar en los años 60, con la aparición de utilitarios como el mítico 600. Obtuvo un impulso definitivo en los 80 con la apertura de grandes plantas de marcas como Ford, General Motors o Renault. Consecuencia lógica de esa consolidación industrial, y de una coyuntura económica muy distinta de la actual, fue un aumento del consumo. Eran aquellos días en que había una norma no escrita que decía que se cambiaba de coche cada cuatro o cinco años.

La crisis provocó un frenazo morrocotudo del que se empieza a salir ahora. El aumento de ventas afecta tanto al consumo privado --impulsado por ese quinto plan PIVE a punto de agotarse en tiempo récord y que dará paso a otro este mismo año-- como a la demanda de las empresas. Entre todos contribuirán a rejuvenecer el parque automovilístico más viejo de Europa, lo que tiene consecuencias medioambientales harto conocidas. Y, además, ocurrirá con producto nacional. La industria puede presumir de que seis de los 10 modelos más vendidos se fabrican íntegramente en España.