El otro día presenté una mesa redonda en la que dos jóvenes activistas estudiantiles nicaragüenses, portavoces del movimiento social que lucha contra el podrido régimen de los Ortega, explicaron la situación que se da en su país. Hubo un debate con los asistentes (en su mayoría nacionales de allá avecindados en Zaragoza), y uno de ellos me preguntó a mí, directamente, cómo es posible que esté llegando tan poca información de lo que ocurre en Nicaragua, donde policía y paramilitares han causado ya más de 200 muertos y miles de heridos en sus violentas intervenciones. Bueno --le dije-- hay muchos conflictos y muy sangrientos de los que ya no conocemos poco, sino nada: la guerra del Yemen (en la que Arabia Saudí y los Emiratos utilizan material bélico español), las narcoguerras mexicanas, la limpieza étnica en Myanmar, el matadero afgano... Y por supuesto África, en particular África Central. Allí, al sur del acomodado y apacible Viejo Continente, los inversores y las empresas mineras de europeos, norteamericanos y chinos promueven, financiando a dictadores y señores de la guerra, una constante matanza destinada a extraer las tierras raras que hacen funcionar nuestros móviles y otros artefactos informáticos.

De África lo ignoramos absolutamente todo: su historia, su geografía, su durísima realidad actual. Tampoco somos conscientes, ni por aproximación, del daño que el hombre blanco ha causado (desde el siglo XVI) y sigue causando allí. De la economía de trata (armas de fuego, productos manufacturados y bagatelas a cambio de esclavos, oro, marfil... y luego, aceite de palma, maderas preciosas, diamantes, cobre... y después petróleo, más diamantes, coltán, cobalto, uranio...). Ignoramos los genocidios, las hecatombes, la represión ejercida por los colonialistas y, tras la independencia formal, por las operaciones encubiertas de las llamadas potencias. Algunos, que algo han oído o leído de todo esto, pretenden que es cosa del pasado, hechos que ya no nos conciernen. Se equivocan por completo. África es nuestra víctima. Aquí y ahora.