En su discurso institucional de la festividad de San Jorge, el presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, hizo frente a la clamorosa petición popular de que la sintonía entre el Gobierno de la Nación y el autonómico sea aprovechada para fomentar el resurgir de una comunidad que históricamente se ha sentido maltratada por el poder central. El líder socialista aragonés se ha puesto el listón muy alto al plantear que Madrid tenga una atención especial con una tierra que está llamada a jugar un papel clave en el desarrollo del conjunto de España. Iglesias ya no tiene excusas, y él lo sabe. En esa línea hay que entender que asuma y haga suyas las expectativas inversoras y de comprensión de los problemas y las necesidades aragonesas que se han depositado en el nuevo ejecutivo de Rodríguez Zapatero. El reto es muy alto, pero tras años de mucha tensión con Madrid , es el momento de pasar de la palabra a los hechos.