Me gustan las efemérides. Me gusta recordar fechas, aniversarios, momentos históricos. Cada vez está más claro que hay que celebrarlo todo, porque luego llega un virus y te amarga la vida. A las celebraciones particulares están las colectivas por acontecimientos destacables, y si bien no es necesario tirar fuegos artificiales, sí pueden ser oportunas para recuperar la memoria, difundir la cultura y fomentar el conocimiento, que no se anda muy sobrado de él. Los aragoneses nos indignamos muchísimo, y de forma lógica, cuando se maltrata desde fuera lo nuestro; pero somos mucho más condescendientes cuando somos nosotros los que lo maltratamos o cuando desconocemos nuestra historia, nuestra geografía, nuestros autores, nuestras lenguas o nuestro patrimonio artístico.

Este 2021 se cumplen aniversarios redondos, y con la oportuna distancia social, es un buen año para organizar trabajos, ponencias, conferencias, seminarios o poner placas conmemorativas, que también escasean. En Zaragoza, sin ir más lejos, falta conocer dónde y cómo vivieron algunos de sus personajes. Siempre he envidiado en eso a otras ciudades como Madrid, en las que callejeas y a cada rincón encuentras una sorpresa que recuerda a alguien destacado. Hace 15 años, el equipo de Gobierno de Zaragoza diseñó un ambicioso plan que, como tantas otras buenas ideas, se quedó en un estupendo boceto del que nunca más se supo. En los últimos años se han puesto más indicadores en las calles, pero faltan.

Con la esperanza de que el Ayuntamiento de Zaragoza se olvide de la ocurrencia de convertir la plaza del Pilar en un espacio sobre Francisco de Goya , el 275 aniversario del nacimiento de este pintor debería garantizar buenas actividades, aunque Goya es una figura tan universal que ya está ampliamente estudiado, y proyectado, más en Madrid que en sus lugares de origen.

Se cumplen 120 años de uno de los mejores periodistas y novelistas del siglo XX, Ramón J. Sender . El dinámico Instituto de Estudios Altoaragoneses ya ha preparado una buen agenda, y conociendo a sus rectores, comandados por Alberto Sabio , seguro que el trabajo es impecable. Chalamera, Alcolea de Cinca, Alcañiz, Tauste y Zaragoza tienen una buena ocasión para recordar al autor de tantas y tan buenas obras. Entre ellas, la correspondencia con su amigo Joaquín Maurín durante el exilio americano de ambos, publicada en 1995 y que es una auténtica maravilla. Maurín es otro personaje a reivindicar en su 125 cumpleaños.

Algunos aragoneses sabrán poco más de Lucas Mallada que da nombre a un instituto de Huesca. Pero este febrero se cumple el centenario de la muerte de este importante regeneracionista y padre de la Paleontología en España, lo cual también sería un buen enganche para celebrar el vigésimo aniversario de la creación de DInópolis. Mallada fue regeneracionista como lo fue el tan citado como tópica muletilla Joaquín Costa , que nació en Monzón hace 175 años. Costa tuvo mucho que ver en la creación del Centro Aragonés de Barcelona, cuyo magnífico edificio, corazón cultural de la capital catalana, cumple 125 años. Los turolenses pueden celebrar el 150 aniversario de su paisano Segundo de Chomón , que se inventó los efectos especiales en el cine, entre otras muchas cosas. Viridiana , la genial película de otro turolense universal, Luis Buñuel cumple seis décadas desde que impactó y triunfó en Cannes. 150 años cumple también el arabista Asín y Palacios y hace 450 que Jerónimo Zurita fue Maestre Racional, antecedente de la Cámara de Cuentas. Se cumplen 20 años del reconocimiento del mudéjar como Patrimonio de la Humanidad y 10 de la reapertura de la catedral de Tarazona. Y el estatuto nonato de Caspe cumple 85 años y 40 el primero de la democracia. En agosto se cumplirá el centenario de Miguel Labordeta , el mejor poeta del siglo XX y cuyos versos deberían inundar las calles de la Zaragoza que para é l fue gusanera. Y será el centenario del precursor de la fotografía pirenaica, Lucien Briet .

Celebremos y conozcamos, aprendamos y reconozcamos. Nunca es tarde y cada año nos deja aniversarios redondos.