Tras el disgusto inicial, acompañado de la sorpresa que se llevaron y las actuaciones poco dignas de algunos alborotadores callejeros ante sus sedes, en el PP ya tienen asumido que resta una travesía del desierto, típica de la alternancia pacífica que vivimos en España, hasta que vuelvan a gobernar; cosa que sucederá más tarde o más temprano, sin más quehacer que esperar a que se desgaste el gobernante, como les pasó a ellos. Están tranquilos quienes han conseguido sobrevivir a las lógicas restricciones de cargos y sueldos públicos. Los demás no cuentan: son ya historia. Tras la euforia inicial, acompañada de la sorpresa que se llevaron y el aliento periodístico típico de las ocasiones en que se producen novedades súbitas, en el PSOE ya tienen asumido que no ganaron propiamente las generales, sino que las perdieron los otros, y los ajustados resultados de las europeas les han confirmado en esa tesis: gobiernan, pero sin haber arrasado, y el adversario está incólume, y cómodo, porque los telescopios del análisis enfocan siempre a quien gobierna, no a quien se opone. Unos y otros, sabedores de que el statu quo va a mantenerse, no tienen la menor intención de que el gran público sepa lo que hicieron en ese fin de semana. *Abogado