El baile de cifras está deteriorando a un ritmo vertiginoso la imagen de Luisa Fernanda Rudi, no solo en Aragón sino también en Madrid. Y es que los últimos traspiés públicos se han producido donde más le duele, que no es en los servicios o la cultura (al fondo a la izquierda), sino en el escenario económico. De ahí que su carnet de baile, en un momento en el que los populares quieren darlo todo en la pista mirando a Europa, esté más desierto que los Monegros. Después del reciente tropiezo con el déficit del 2013, que se llevó por delante a su pareja de vals (y que ha vuelto a alcanzar en febrero el 0,25% del PIB, casi una décima más que la media y la cuarta parte del máximo fijado para todo el año); ahora el turno le ha tocado al número de parados, que según la Encuesta de Población Activa (EPA) aumentó en Aragón durante el primer trimestre del año en 14.600 personas, situándose en 148.400 desempleados. No es de extrañar pues que el director general de Economía del Gobierno de Aragón, José María García, a imitación de su predecesor (no en el cargo sino en haberla pisado) se haya dado prisa en lavarle la cara a la presidenta asegurando que ve incoherencias entre los datos de la EPA y otros indicadores económicos. Pero parece que de poco o nada sirve el maquillaje a estas alturas de la fiesta, porque con la celebración europea a las puertas y las autonómicas y generales en camino ni en Madrid están por bailarle el agua a nadie, ni siquiera a la expresidenta del Congreso, ni en Aragón José Ángel Biel está para muchos bailes tampoco. Así que Rudi ha pasado durante esta larga velada de crisis de quitarse de encima a los barones (con b de burro) a quedarse sin pretendientes.

Periodista y profesor