El consejero Olona anunció ayer una respuesta «generosa» para compensar los costes potenciales que supone para los ganaderos convivir con el lobo, yendo «más allá de las compensaciones por animales muertos». Ahora bien, la primera muestra de su generosidad fue rebajar un tercio el número de bajas asumidas por la DGA. Mientras los propietarios hablan de más de 350 animales, el Gobierno deja la cifra de ejemplares fallecidos en 112.