La brutal amenaza del trasvase del Ebro, unida a las cada vez más frecuentes sequías y al imparable proceso de erosión hídrica de las tierras fértiles, dibuja un negro futuro para la agricultura y el campo aragonés.

España es el país europeo con mayor índice de desertización. Alrededor del 30% de la superficie de nuestro país, unos 15 millones de hectáreas, está sometida a procesos más o menos graves de erosión. Cada año que pasa perdemos por esta causa alrededor de 1.500 millones de toneladas de suelo, lo que viene a representar un sacrificio de 3.000 toneladas por minuto. La sabia naturaleza necesita emplear más de mil años para abonar dos centímetros de suelo, de los que nosotros desperdiciamos alegremente un milímetro anual; por lo que la capacidad de regeneración de nuestros suelos es veinte veces menor a su descomposición.

Tomo estos reveladores datos de un reportaje publicado en El Dominical por Nacho Para y Sergio Caro, sobre la supervivencia en los desiertos españoles: Níjar, Gata, Bardenas y, por supuesto, Monegros. Los reporteros han recorrido estos deshabitados y amplios territorios entrevistando a una selección de sus pobladores más ocurrentes.

Como Fernando Alonso, por ejemplo, que dirige en el Cabo de Gata una empresa de rutas guiadas en todoterrenos, además de localizar exteriores cinematográficos. O el caso singular de un hombre llamado Rafael Moreno a quien le diagnosticaron un cáncer, con una previsión de seis meses de vida, pero en lugar de dejarse abatir montó en Tabernas (Almería) una empresa de aceite de oliva ecológico que hoy, con el sugerente nombre de Oro del Desierto , se exporta a varios países de Europa.

En Monegros, los periodistas hablaron con Juan Arnau, dueño de la discoteca de Fraga, Florida 135 , y promotor de los multitudinarios raves que congregan a jóvenes de toda España. Con Rogelio Capistrós, quien, después de correr mundo, ha inaugurado un restaurante entre Alcubierre y Robres y vive en un autobús, escuchando heavy y conversando con una urraca amaestrada. Con Luis Vaquer, presidente de la Asociación Turística de Amigos de los Monegros, cuya voz rompe una lanza en favor de los heroicos establecimientos familiares que resisten contra viento y marea. O con el original empresario de ocio y aventura Manuel Ayuda, quien ha montado un centro de excursionismo en el aeródromo de Tardienta, desde donde parten atractivas rutas sobre veleros de tierra, cosechadoras, ultraligeros, sidecars, e incluso, a bordo de un artefacto denominado "Uyuyuy", con caballos y motor a propulsión...

En Los Monegros, por supuesto, se desarrollan otras actividades de ocio o supervivencia, desde la cría de avestruces hasta los paseos en dromedario, del pastoreo al turismo rural, desde la filmación de documentales y películas a la meditación trascendental...

Ahora que las siete plagas de Aznar nos van a convertir en los nuevos bereberes, ahora que se nos llevan el agua, sería bueno aprender de los actuales supervivientes monegrinos y aguzar el ingenio a fin de prevenir nuestra subsistencia en el marco del desierto que viene.

¿Cuánto valdrá un camello?

*Escritor y periodista