No son, claro, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias Paul Newman y Robert Redford, pero ambos van a compartir un mismo destino, el de gobernar España los próximos cuatro años al frente de un doble equipo. De atracadores, en el caso de la mencionada película. De socialistas y comunistas (¿lo son, Podemos?) en la bancada azul. Más que un destino, un desatino, según los espectadores de la derecha. Más que una película oscarizable, una de terror, según los actores de la ultraderecha.

En la ficción, Newman y Redford se llevaban bastante bien. Respectivamente, encarnaban a un timador de altos vuelos y a un ratero con talento cuya amistad, basada en El golpe contra un enemigo común, les invitaba a compartir confidencias y amores, y perduraba hasta un final trágico, cayendo ambos abatidos bajo las balas de la ley y dejando un aroma a heroísmo y leyenda.

Es dudoso que Sánchez e Iglesias se lleven como Newman & Redford

El documental o docudrama de Sánchez e Iglesias acaba de comenzar, por lo que es difícil adivinar su final, si el metraje será largo o corto y si habrá desenlace feliz o bañado por las mismas lágrimas que alzaron su carátula. Tampoco intuimos aún cómo será su química, si se llevarán bien, acordes a tan repartidos y complementarios papeles como Redford & Newman o ya en el primer plano, escena o consejo de ministros empezarán a disputarse el protagonismo y a chupar cámara compitiendo por ganarse el favor del público, y de paso su voto.

Son, en principio, muy distintos. Sánchez mucho más práctico, Iglesias mucho más teórico. Pedro, como él mismo decía, con mejor pinta que Pablo, quien, sin embargo, lleva una vida más sana, respirando a pleno pulmón en su chalet de la sierra madrileña y jugando con sus perros, bastante más obedientes que los miembros de su aparato. El de Sánchez, en cambio, el aparato socialista no presenta por el momento disfunción votáctil, manteniendo erguido el palo de la bandera constitucional que otros actores secundarios de Frankenstein II (primera parte), como el figurante catalán Rufián o el experto vasco en efectos especiales, Aitor Esteban, pretenden arriar.

Era mejor El golpe, pero Frankenstein II promete emociones fuertes.