Nadie le tose desde su reelección. El presidente aragonés mantiene una holgada distancia en el choque político con el resto de la oposición. Su controvertido Gobierno cuatripartito ha resultado ser una maquinaria engrasada en su inicio que todavía no ha quebrado en la confianza mutua ni el compromiso político a largo plazo.

La esperada tensa relación ideológica del Ejecutivo, principalmente entre el PAR y Podemos, no ha sacudido todavía los cimientos del edificio Pignatelli. El Gobierno cuatripartito goza de una estabilidad inesperada.

Tanto por la maniobra del entorno de Javier Lambán por no rescatar los fantasmas ideológicos que asustan a Podemos ni por tensionar la relación parlamentaria entre los partidos que sustentan al Gobierno.

Y todo ello dejando que los tres líderes de cada partido -Podemos, PAR y CHA- mantengan su acción política entres áreas bien definidas donde apenas tengan relación entre ellas. Tres compartimentos estancos en un Gobierno que maneja el círculo de Javier Lambán.

Una línea política que se suscribe despacio y con buena letra. No hay que darle aire político a los tres partidos minoritarios -por su escaso resultado electoral- que se integran en el Ejecutivo junto al PSOE. Con está pretensión, el tiempo posicionará al PSOE como garante de la izquierda y el aragonesismo.

Es cierto que uno traza su agenda con más tranquilidad cuando la comparecencia del adversario, en este caso la oposición de centro derecha, ni está ni se le espera. El PP de Beamonte aún mantiene un discurso nublado, y cuando se acelera no acierta ni en el contenido ni en las formas.

El noqueo electoral de Ciudadanos aún se escucha en las Cortes de Aragón. Por el momento, sin éxito, buscan hacerse un hueco entre la mayoría opositora del PP y las excentricidades de Vox

Les urge más mantener un relato de gobierno en el Ayuntamiento de Zaragoza para que no se disipe su marca naranja en el aura político que lidera Jorge Azcón desde la derecha.

Teruel Existe es el único que puede acarrearle problemas por su capacidad de negociación presupuestaria con Pedro Sánchez. Sin embargo, la táctica de Lambán por convocar una mesa bilateral con el Gobierno supone una inteligente jugada para marcar su agenda. Y noquear a la agrupación electoral.

Y en Madrid silencio. La baronía tampoco es amenazada por la gobernanza del sanchismo que bastante tiene con el batiburrillo político del Congreso.