La industria USA de los féretros está cogiendo mucho vuelo. Van al cielo con sus banderas, pero en secreto. Hasta que una empleada más o menos precaria --la han despedido-- mandó esas fotos a la prensa, y se ha armado un revuelo parecido al de la teta descapotable de Jackson. La teta de Jackson y los féretros embanderados. Hay seiscientos soldados muertos en Irak, pero si no se enseñan no existen. Ahora que se han visto unos féretros ha cambiado el mundo de repente. Esa capacidad del imperio visual para fabricar iconos y postales en una milésima. Ahora tenemos esa estampa colorida, inigualable, de los cajones cuatribarrados en un escenario de ciencia ficción, un hangar, la tripa de un avión descomunal, la nueva portada del próximo libro de impacto, inigualable belleza, la verdad debe de estár ahí dentro, pero no podemos imaginar esos cientos de cuerpos que hay dentro de las cajas, debajo de las banderas planchadas, perfectas. No podemos imaginar a las familias de todos esos y de los que están muriendo ahora. Todos estos meses se han condensado en esos trapos de colores, horror alineado, precintado, en un entorno alucinante, el garaje hermético de Moebius, esas chapas perforadas, troqueladas, indescifrables, la muerte en parada, en formación esotérica. La bandera USA es el signo pop por excelencia. Las cajas en vez de los cuerpos, sustitución, metáfora. Esas fotos que hasta ahora han estado prohibidas siguen siendo un sucedáneo del auténtico horror, son una pantalla, un desfile warholiano de banderas. La geometría ya aplaza o camufla el horror, porque para pensar que dentro de esa orfebrería de colores hay realmente muertos, chicos y chicas muertos, hay que pensar. Y la audiencia no está para esos esfuerzos. De modo que las imágenes que se nos venden como el tope de la verdad, siguen siendo una tapadera poética, un sucedáneo epilírico, como el pavo de plástico del Día de Acción de Gracias.

Todos los esfuerzos del enemigo --rebeldes, insurgentes, ¿cómo llamarlos?-- consisten en vencer esa antipropaganda que sólo muestra, por filtración o desliz, el escenario de un videojuego. La foto de féretros con banderas, perspectiva abstracta, no quita votos porque conserva y reproduce la épica del estado, lo más parecido al difuso cielo occidental, perspectiva, tecnología y color.

*Periodista y escritor