Los resultados de las elecciones celebradas en los 28 países de la Unión Europea han supuesto una importante sacudida tanto en el ámbito continental --una cuestión clave, aunque relegada en la campaña española-- como en lo que afecta a nuestra realidad más inmediata. Las elecciones han confirmado en España que el bipartidismo imperfecto que rige desde la transición da muestras de agotamiento. PP y PSOE solo suman el 49% de los votos, lo que augura complicaciones a la hora de futuras alianzas de gobierno. En cualquier caso, la contundente irrupción de Podemos, que en Aragón se alza como la tercera fuerza más votada --a la izquierda de IU-- y aportando el eurodiputado Pablo Echenique, indica que es el PSOE el que más dificultades tiene para cuidar su flanco. Mariano Rajoy, por su parte, ha salvado los muebles y de paso ha dejado en una delicada situación a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pese al retroceso de 16 puntos en relación con las elecciones de hace cinco años, el PP ha logrado una ligera diferencia sobre el PSOE. Con estos resultados, Rajoy tiene margen para mantener su política de austeridad y confiar en que la recuperación que pregona se haga más visible al final de la legislatura. Al PSOE por su parte, se le aceleran los tiempos. No ha logrado que se olvide su gestión en la primera parte de la crisis, primero negándola y más tarde poniendo en marcha las políticas de austeridad. El socialismo español necesita cambiar caras y proyecto en las primarias de noviembre. Otra clave que no se puede obviar es que por primera vez desde el restablecimiento de la democracia, un partido que no sea CiU o el PSC ha ganado las elecciones en Cataluña. Esquerra ha consumado una victoria que tendrá su peso en el soberanismo.

El mapa europeo se mantiene más estable, pero no exento de complicaciones. Se han confirmado los presagios del auge de los partidos antieuropeos y ultras, que logran el 25% de la Cámara de Estrasburgo. Un reflejo, junto con la abstención, del desapego de la ciudadanía hacia las instituciones comunitarias. Un auténtico sálvese quien pueda. Los resultados globales indican que el nuevo Gobierno de la UE se apoyará en una alianza entre conservadores y socialdemócratas. La importante caída del PPE no impide que Jean-Claude Juncker aspire a presidir la UE. Ahora no sería de recibo que Angela Merkel moviera los hilos para buscar un candidato más a su medida.