En teoría, la estación de Delicias tenía que estar en perfecto orden de revista en 2002, coincidiendo con la llegada del AVE. El tren no llegó a su hora y la estación se fue ralentizando también, fruto de la desgana con la que Fomento afrontó la obra de Zaragoza. El relevo en el ministerio de Fomento y en el GIF bien podría materializarse en un acelerón de los trabajos que todavía quedan pendientes, como los acabados del edificio, la climatización y la urbanización de la plaza de la terminal, entre otros. El nuevo director del GIF, Félix García, ha heredado una obra que lleva aparejados grandes retrasos de construcción y un todavía no justificado importante desfase económico. Es deseable que se tome el asunto en serio y no multiplique plazos como los que acumula la desgraciada rotonda de acceso a la estación, el ejemplo más palpable de lo ágiles que pueden ser Fomento y la Sociedad Zaragoza Alta Velocidad pasándose la pelota.