Este año la temporada de montaña se inició con retraso. La pandemia y la ignorancia sobre geografía asustó a quienes ubicaban la Litera, lugar de los primeros rebrotes, cerca de nuestras cimas pirenaicas. Todo apuntaba a que tendríamos un verano tranquilo, sin muchos sobresaltos, pero asomarse a la prensa cada domingo y leer la cantidad y calidad de rescates realizados por el GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en la Montaña) asusta.

La montaña no es un medio hostil, pero tampoco es un parque de atracciones, por ello es muy importante la previsión y la formación para poder disfrutar de ella y no exponer a los demás a riesgos innecesarios, ni a costes de rescates que pagamos todos a través de nuestros impuestos.

Hace unas décadas quienes practicábamos el montañismo nos iniciábamos en clubs donde recibíamos cierta formación, comenzando por pequeñas y bonitas salidas al Prepirineo, de allí íbamos subiendo poco a poco el nivel a la vez que nos equipábamos de los medios necesarios: ropa de abrigo, piolet y crampones, cuerdas y, la base, unas buenas botas. Aprendimos a leer mapas, y con los años el GPS, a orientarnos, a prever las rutas, mirar con detalle la meteorología que nos aguardaba, las técnicas para que el material fuera útil, a auxiliar a compañeros y medir nuestras fuerzas y capacidad. Previsión y formación, la clave de disfrutar de una montaña segura.

Pero llego la generación «quechua» y lanzándose a la compra, en el mejor de los casos, de lo que nos entra por los ojos a través de anuncios poco realistas, se ha vuelto protagonista semana tras semana de acciones de irresponsabilidad.

El fin de semana pasado se contabilizaron ocho rescates. Golpe de calor, cansancio, torceduras, enriscamientos, resbalones… ¿evitable? En muchos casos sí.

Aprendan a amar la naturaleza, a respetarla y a protegerse de sus inclemencias y dejen de agredirlas y agredirse.

Desde mi rincón deseo que no se tengan que imponer medidas punitivas ante la imprudencia permanente, pero empiezo a creer que al final será la única solución. Mientras se sigue debatiendo sobre si rescates gratuitos o no , al menos invirtamos en educación deportiva y sobre entornos naturales.