La nueva filtración masiva de documentos de particulares y empresas de todo el mundo que evaden impuestos mediante sociedades offshore, conocida como los papeles del paraíso, abunda en lo que ya destaparon los papeles de Panamá: cómo las élites económicas y políticas practican la hipocresía y la insolidaridad y se valen de la globalización económica y de la libertad de circulación de capitales para incumplir sus obligaciones fiscales mientras exigen a sus conciudadanos el pago de impuestos bajo la amenaza de multas y sanciones. Los primeros que deben contribuir a las haciendas de sus países son los que más tienen, pero son estas élites precisamente las que gozan de dinero, influencia y capacidad para montar a través de prestigiosos despachos las estructuras que les permiten evadir impuestos. En esta última filtración, en los 13,4 millones de documentos están implicados 120 políticos de todo el mundo, multinacionales y unas 600 personas en España. Estas filtraciones demuestran que la opacidad de los paraísos fiscales tiene agujeros y ese es el aspecto positivo de la filtración. Y confirma también las sospechas de las relaciones entre los entornos de Trump y Putin, lo que puede ayudar a desentrañar la influencia de la trama rusa en las elecciones estadounidenses. Pese a las promesas de los políticos, los paraísos fiscales no desaparecerán pero, al menos, el trabajo honesto de los medios servirá para hacerlos menos opacos.