El Gobierno de Aragón ha reconocido que algo ha fallado en su política turística cuando los datos apuntan a que ni la temporada veraniega va a ser buena ni --salvo grandes cambios coyunturales-- el conjunto del año se cerrará con números importantes y, sobre todo, desde el momento en que el director general de Turismo, Benito Ros, afirma que hay que dar un giro. Pero una vez más se insiste en aumentar la promoción --evidentemente cuanto más se venda Aragón más forasteros pueden venir aunque luego no sepamos qué hacer con ellos-- y no se pone el acento en dotar a la comunidad de un plan integral. Fiarlo para siete u ocho años puede ser perder muchos trenes porque en cuestiones de turismo todos --y no sólo en España-- han aprendido mucho. Si pensáramos en ese plan --que por cierto reclama también todo el sector privado desde hace tiempo-- quizás no habría que buscar parches a los problemas que ahora se están planteando.