Con personajes como Echenique y su banda, la teoría del esperpento permanece más de actualidad que nunca. Santo Dios, ¿qué persona ilustrada sigue empeñada en estigmatizar a los individuos según credo-ideología-color político? Decepcionante, especialmente viniendo de aquellos que se erigen en acérrimos defensores de la razón, el conocimiento y la educación como base del progreso social. ¿Cómo osa entonces el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso a tan falaz maniobra? Que falta de inteligencia emocional o de CI, o de ambas, afirmar que «los maltratadores de mujeres, los abusadores sexuales y los misóginos autodenominados célibes involuntarios (los incels), votan a la derecha, al PP y Vox». Aquellos tiempos en los que se marcaba a los individuos con hierro candente quedaron lejos, pero la ofensa a la fama, el honor o la dignidad de la persona continúan siendo el modus operandi de algunos, por desgracia todavía de muchos, de un lado y otro del espectro político, que justifican el empleo de semejantes argucias, y encima vía Twitter, como la mejor de las armas.

Cualquier manifestación de ese calibre es criticable. No tiene justificación alguna ni razón de ser defenderse ante un supuesto ataque electoral de los contrarios con semejante insensatez, por calificarla diplomáticamente de alguna manera. Muy señor mío, es usted la voz de su amo, y solo por ello debería cuidar un poquito más su comunicación pública, para no caer exactamente en aquello que ustedes critican de su enemigo, posturas fundamentalistas, violentas, sustratadas en el miedo y en las graves acusaciones. Si ese es su nivel, no me queda otra opción que la de calificarles con el sobrenombre de pseudo izquierda rancia.