Un cambio en las normas de contabilidad de la Unión Europea (UE) ha dado un ligero respiro a las cuentas públicas españolas. La modificación de algunos parámetros en el cálculo de la riqueza nacional ha permitido que el PIB crezca en 26.193 millones de euros. Se trata de un apunte contable, fruto de incorporar una estimación de lo que aportan actividades ilícitas como la prostitución, el tráfico de drogas o el juego ilegal, amén de otras cuestiones más ortodoxas. El resultado no es que España sea hoy más rica que ayer, pero sí que el Gobierno va a lograr cierto margen de maniobra porque la mejora repercute en el cálculo del implacable déficit. Más ingresos, ni que sean teóricos, significa un esfuerzo menor, esta vez real, para cumplir los objetivos. Hechas las oportunas operaciones matemáticas, Cristóbal Montoro se encuentra con unos 2.400 millones extra que podrá gastar sin sobrepasar las líneas rojas de déficit de este año o del 2015 (depende de cuándo lo quiera aplicar), fijados en el 5,5% y el 4,2% respectivamente.

Aunque el ministro de Hacienda no se ha pronunciado, todo hace pensar que el desahogo presupuestario irá íntegramente a beneficio de la Administración central y no a las de las autonomías, especialmente castigadas por el recorte del gasto en las principales patas del Estado del bienestar, que son de su competencia. Así ocurrió cuando Bruselas aumentó el margen de déficit o cuando se produjo un incremento del IVA. Todo el plus fue para Montoro.

Hoy está previsto que el Gobierno apruebe el anteproyecto de presupuestos del 2015, año que tendrá al menos dos citas electorales: las autonómicas y municipales de mayo y las generales, previstas para noviembre si Mariano Rajoy no las adelanta. No es descartable ante este calendario que el Gobierno, además de quedarse con el margen de maniobra del déficit, haga oídos sordos a los avisos del Banco de España de que la economía vuelve a ralentizarse, afectada por el parón europeo, y mantenga unas previsiones de crecimiento demasiado optimistas (como el presidente está anunciando en China) que lleven a aprobar un presupuesto demasiado expansivo. Un error en las previsiones supondría menor recaudación, que ligada a la rebaja de impuestos prometida, colocaría las cuentas españolas otra vez en situación peligrosa, si es que Bruselas lo llega a permitir.