Hoy toca temporeros. Dicen los agricultores que solo se podrá recoger un 30% de la cosecha porque no hay mano de obra. El año pasado por estas fechas no había problemas porque ¡sorpresa, sorpresa! había suficientes inmigrantes como para recogerla. Incluso había suficientes como para tener que tragar con condiciones miserables, porque si no trabajas tú, paisa, ya lo hará otro más desesperado todavía. Esto es una generalización, que conste. Muchas explotaciones agrícolas se arreglan entre ellos, otras contratan en condiciones dignas y legales… Aquí pasa como en todo. Porque a mí también me da rabia que digan que todos los periodistas somos unos manipuladores y unos sensacionalistas, y me lo tengo que oír día sí, y día también.

Pero bueno, aclarado ya que me refiero a ciertas explotaciones en ciertas zonas que todos sabemos (incluso algunas en las que ha ganado Vox), vamos ahora al grano: ante el problema, el Gobierno ha decidido que los parados que curren en el campo podrán seguir cobrando la prestación. Indicio más que claro de que se trata de un trabajo durísimo que el currante nacional prefiere evitarse, si puede. O que el contratador prefiere encargar a inmigrantes, cuyas condiciones son más, digamos, flexibles.

Me meto un poco en harina y veo que la hora para los temporeros, según convenio, oscila entre 5,85 y 7,10 euros. Eso, sobre el papel. En ningún caso el salario debería ser inferior por jornada a unos 35 euros. ¿Lo habitual? Según donde mires. Y ahora me pregunto: ¿no sería mejor regularizar a toda esa mano de obra que necesitamos para que paguen impuestos y contribuyan al bienestar de este país? Es otra cosa que tendremos que plantearnos cuando esto termine.

*Periodista