La candidatura de Zaragoza a la Exposición Internacional del 2008 afronta la fase definitiva del proceso de selección tras superar con claridad el último examen del BIE. La excelente imagen que se dio ayer en París debe ser un acicate para redoblar los esfuerzos en esta etapa decisiva, porque no hay que desdeñar el potencial de las dos ciudades rivales, Trieste (Italia) y Salónica (Grecia). El interés del tema (agua y desarrollo sostenible) y la solvencia del proyecto (de gran atractivo para el visitante y con capacidad de reutilización para la ciudad) son dos puntos a favor, pero el riesgo que se corre es morir de éxito, y pensar que con esto es suficiente. Más al contrario, llega el momento de la verdad, cuando hay que convencer miembro a miembro a los 91 países con capacidad de voto. Y ahí es donde el Gobierno central se tiene que volcar, no escatimando esfuerzos para asegurar el mayor número de apoyos. Ir por delante en las apuestas no es malo, aunque conviene recordar situaciones similares en las que el presunto favorito se ha quedado en el camino por no hacer los deberes a tiempo. ¿O es que hemos olvidado que Granada era la gran favorita para representar a España en la carrera por los juegos de invierno y, al final, Jaca barrió en la votación del COE?