En aquel tiempo, hace muchísimos años, antes de Constantino, cuando ya se perseguía a los cristianos y los Apóstoles iban aún por el mundo sin asiento ni acomodo, antes de la inquisición por tanto, y de la Cristiandad y de las cruzadas, antes de la guerra, claro, y del franquismo, mucho antes, siglos, casi milenios antes de la guerra de Irak, que sigue, y de la victoria de Bush que también sigue, y de la llegada de Zapatero a la Moncloa, escribió Pablo una carta a los corintios, la segunda, en la que dice que cuantos predican el Evangelio "llevan este tesoro en vasijas de barro" para que se vea que es fuerza de Dios y no parezca poder humano. Desde entonces ha llovido mucho y ha corrido mucha agua, y mucha sangre. No se puede decir hoy a los españoles lo que dijo Pablo en aquel tiempo a los corintios sin tener en cuenta la situación actual en España.

ME REFIERO a lo que viene inmediatamente después del texto citado y a lo que dicen que ha dicho el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Don Fernando Sebastián, imitando a San Pablo, en una ponencia presentada en el Congreso de Apostolado Seglar: "Nos acosan por todas partes, pero no pueden con nosotros; nos vemos perseguidos, pero nunca aniquilados". Don Fernando Sebastián, que ha dicho lo que tenía que decir en otras ocasiones con suma claridad, "desechando todo indigno tapujo y toda astucia" como pedía Pablo, no ha podido decir en ésta lo que ha dicho a los seglares cristianos en ese Congreso sin saber cómo se le iba a entender y se le ha entendido en efecto fuera del contexto inmediato de su ponencia: en los medios de comunicación, en la calle, en medios cristianos pero no tanto, o sí, pero distintos en cualquier caso, socialistas incluso pero cristianos, o simplemente agnósticos y tolerantes, laicos, en una sociedad alarmada por una iglesia confusa y confundida que necesita más testigos de Cristo y de su evangelio "en vasijas de barro" y en absoluto una iglesia que se predica a sí misma y defiende sus privilegios. Pero si sabía cómo se le iba a entender, es que quería decir lo que se ha entendido. Lo mismo que ha dicho Rajoy, lo que dijo antes Aznar en América hablando de Don Pelayo, de la Reconquista y del terrorismo de Al Qaeda, lo que se dice en la COPE sobre el Islam y los moros que nos invaden... Lo que pudo decir el día del Pilar, en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, un cura polaco que predicó sobre la Hispanidad, la Raza, Santiago, las cruzadas, la Guerra Civil y el peligro de los inmigrantes infieles que amenazan la cultura cristiana y española. Y lo que todo el mundo sabe o la inmensa mayoría, que no ha leído a San Pablo ni podía leer, ni leerá, ni tiene el gusto de leer la ponencia de Sebastián --y él lo sabía--, lo que todo el mundo sabe, digo, que tenía que entenderse a la fuerza en la actual situación que se ha creado en España, que ha creado la iglesia, es decir, los obispos, porque no están con Zapatero, porque no quieren sacar la catequesis de la escuela ni perder en ella su influencia privilegiada, porque no quieren que se rescindan los Acuerdos con la Santa Sede incompatibles con la Constitución, porque temen que se suprima la ayuda económica que reciben del Estado, sobre todo en estos días cuando ya se recogen firmas en los colegios y en las parroquias para movilizar a los fieles que van a misa y dejan de ir a misa los que ya no aguantan que se les movilice.

UN MENSAJE dice lo que nos dice en la situación en que lo recibimos. Estoy releyendo estos días La agonía del cristianismo cuando me entero, en esta situación, de lo que me dice Unamuno: "¿Quiere alguien, pues, que la Iglesia romana predique la paz? Hace poco que los obispos españoles en un documento colectivo, llamaban a la guerra por el protectorado civil --¡protectorado y civil!-- que el reino de España, no la nación española, sigue en Marruecos, ¡la llamaban cruzada! Que cruzada tanto puede llamarse por llevar los guerreros una cruz como emblema como por machacar cabezas de infieles con una cruz esgrimida a modo de maza. ¡Terrible lucha!, ¡terrible agonía!". En lecturas anteriores nunca leí eso de la cruzada, fue como si no lo hubiera leído. Ahora me entero de que hubo en Marruecos una cruzada, como si el tiempo de las cruzadas no hubiera terminado. Si eso es lo que quieren decir y lo que dicen, si lo que quieren los obispos es predicar el evangelio desde la silla gestatoria o desde otras sedes y aposentos, no a pie y en vasijas de barro, no desde la debilidad de la cruz sino a cristazos, desde el poder y con el poder, será porque no creen que el evangelio es fuerza de Dios.