El reciente concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena dirigida por Riccardo Muti nos devolvió a la eterna primavera de Francisco José y Sisi emperatriz, a los cuentos de hadas, a los bosques y palacios encantados, como Schönbrunn, a la Viena del 'Danubio azul', las polkas y los valses. Con un auditorio vacío, pero colmado de sublime música, Muti quiso trascender la histórica audición dirigiendo una alocución universal a favor de la cultura como elemento seguro y necesario para el desarrollo de nuestras sociedades y de nuestras vidas. Lo consiguió, sin duda.

La Viena de la Filarmónica, la Ópera, la danza y las escuelas de música es la Viena más conocida, pero hay otras muchas. Aquella Viena de Sigmund Freud y de Stephan Zweig, por ejemplo, con el esplendor de las familias judías floreciendo en las décadas previas a la invasión de los nazis. O ésta más próxima Viena de los escritores austríacos contemporáneos, como Thomas Bernhard o Peter Handke. O la Viena, rabiosamente actual, que Elia Barceló nos describe en su nueva novela 'La noche de plata'.

Se trata de una trama negra ambientada en una capital austríaca más negra, pese a la nieve, que blanca, porque en ella no hay alegres sinfonías sino un oscuro réquiem de niños y niñas desaparecidos a lo largo de las dos o tres últimas décadas. Todos de edades muy cortas, siete, ocho, nueve años, cuando una mano negra se los llevó a paradero desconocido sin dejar el menor rastro… hasta que unos restos óseos descubiertos por pura casualidad abren la puerta a la solución del enigma. Para desvelar el misterio, Elia Barceló pone en juego a un equipo de policías vieneses en colaboración con una mujer comisaria, española, Carola Rey Rojo, directamente implicada en las desapariciones porque muchos años atrás también ella perdió una niña en uno de los mercadillos de Viena al aire libre, durante un navideño viaje familiar. De resultas de aquella tragedia, el matrimonio de Carola se rompió en pedazos que ahora, de repente, podrían volver a pegarse gracias a unas nuevas investigaciones en las que ella misma participa, incorporando su experiencia en perseguir asesinos en serie.

Una novela negra, ambientada en una Viena más negra aún, pero que, gracias al talento de la autora, se lee con la revelada luz de la buena literatura