La victoria en Soria dejó atrás el bache que había desviado el rumbo de un Zaragoza que, tras ganar en Los Pajaritos, ha recobrado la dosis de confianza y seguridad que parecía haberse dejado por el camino. El triunfo, que mantiene a los aragoneses invictos fuera de casa, no solo acabó con la mala racha de cuatro encuentros sin ganar, sino que devolvió al Zaragoza a las puertas del cielo, el lugar al que pretende acceder de una vez tras siete largos años en el infierno. Tercero, pero con puntuación de ascenso, el conjunto aragonés regresará a la segunda plaza si es capaz de puntuar en Fuenlabrada, un duelo en el que ambas escuadras se pondrán al día con el resto de competidores tras ser aplazado en su día por indisposición colectiva de la plantilla madrileña.

No se ha movido el Zaragoza de la zona noble de la tabla clasificatoria desde que empezó la temporada. Tampoco el Fuenlabrada, un recién ascendido que comenzó como un tiro pero que parece haber perdido pólvora en las últimas semanas. En todo caso, una victoria en el Fernando Torres también le situaría en solitario en la segunda posición y como la gran revelación del torneo. Así que el duelo en las alturas guarda una suculenta recompensa: irse a dormir como equipo de Primera División, aunque sea hasta el fin de semana, cuando tocará defender territorio conquistado. Entonces, el Zaragoza recibirá a otro nuevo en la categoría: el Mirandés.

Un pleno de victorias en estas dos citas instalaría a los de Víctor Fernández en la cima, donde el aire es más puro. Y fresco. Como el que pretende insuflar el preparador zaragozano a su equipo apostando por jugadores que no forman parte del habitual once inicial. La concatenación de partidos -el de Fuenlabrada es el quinto en dos semanas y media- y el delicado estado físico de algunos jugadores obligan a apostar por caras nuevas para refrescar el equipo. En ese escenario, Papu, Álex Blanco, Grippo y Javi Ros emergen como los principales candidatos a acceder a la titularidad en tierras madrileñas, lo que supondría la mayor cantidad de cambios introducidos por Víctor de una semana a otra.

El cambio de dibujo -la ausencia de Dwamena llevó a Víctor a desplazar el rombo y diseñar un 4-2-3-1 en Soria- abre la puerta a Álex Blanco, que lleva varias semanas llamando con fuerza a las puertas del once. Su entrada devolvería al banco a Pombo, que no aprovechó su estreno en el once en Los Pajaritos, aunque no es descartable que el técnico le conceda otra oportunidad. Quizá en la mediapunta, donde parece seguro el descanso para un Kagawa muy lejos de una buena versión, aunque es Papu el que parece destinado a ocupar ese puesto en tierras madrileñas. Soro, el otro aspirante, cuenta con menos opciones tras no ser convocado el último partido.

En el centro del campo también es factible el regreso de Javi Ros, un futbolista que rinde más y mejor en el centro que como interior y al que el cambio de dibujo también puede beneficiarle si, como así parece, Víctor sigue considerando indiscutible a Eguaras. La irrupción del tudelano dejaría fuera, previsiblemente, a James, otro jugador que no es el mismo que era y cuyo estado físico es manifiestamente mejorable. Guti, el futbolista más en forma del equipo, parece contar con sitio seguro en el once.

Atrás, un cambio es seguro. Grippo regresará junto a Atienza para no forzar en exceso a Clemente, al que el cuerpo técnico quiere dosificar después de su larga lesión y ni siquiera ha entrado en la lista. Delmás repetirá en el lateral derecho y, seguramente, Nieto en el izquierdo, aunque tampoco es descartable el relevo de Lasure, si bien Víctor, consciente de la relevancia del juego aéreo, no quiere perder demasiada altura tras la baja de Dwamena.

Arriba, Luis Suárez no parece candidato al descanso. Sin el ghanés, su concurso se antoja indispensable para Víctor.