-Después del partido del pasado domingo en Elche. ¿Está mas preocupado que cuando vino?

-Tenemos que estar lo más serenos y motivados posible. Estamos arrancando y, aunque es cierto que los resultados siempre van matizando el estado de ánimo, confiamos en los jugadores que hay y en el proyecto. Tenemos muchas ganas de trabajar de la forma más diligente posible para que los resultados empiecen a llegar cuanto antes.

-Lleva poco más de una semana en Zaragoza. ¿Ha llegado a pensar que esto va a ser más duro de lo previsto o a preguntarse dónde se ha metido?

-Está claro que en el fútbol no hay nada fácil y que estamos ante un reto exigente porque estar a la altura de este club, de la ciudad y de nuestra masa social nos va a exigir mucho. Pero también es un reto muy atractivo. Contamos con un gran equipo y una buena plantilla para conseguir los objetivos y nuestro trabajo es optimizar todos los recursos. Recuperar a los que no están y elevar el rendimiento de los que están disponibles.

-¿Por qué cree que usted fue el elegido por el Real Zaragoza para revertir la situación?

-Lo que me hace feliz es que los profesionales del mundo del fútbol me sigan contratando más allá de los clichés. Quiere decir que conocen mi método de trabajo y que les gusta mi forma de llevarlo a cabo. En este caso, le estoy bastante agradecido a la dirección deportiva, que me conoce hace años. Incluso pudimos haber coincidido en algún proyecto anterior; y ahora ha considerado que necesitaba un entrenador de mis características.

-¿Lo esperaba?

-En el fútbol nunca se sabe si vas a trabajar mañana o dentro de cinco meses. O quizá nunca más. Estamos tantos que es complicado. En la vida me han pasado tantas cosas... Como que, de un día para otro, te llamen de la selección de Argelia para entrenar. Eso sí que no lo esperaba. Por eso, siempre hay que estar preparado. Gusta y halaga que se acuerden de uno, pero ya es difícil que algo te sorprenda.

-¿El rombo siempre estuvo encima de la mesa? ¿En todo momento se le trasladó que el equipo estaba hecho para jugar así al ser una filosofía de club basada en este dibujo?

-Más que basada en un dibujo, está claro que hay un proyecto muy concreto en cuanto al perfil de jugador que se ha elegido y de la forma que se quiere jugar. No sería coherente no estar en ese pensamiento de que la plantilla tiene que rendir en ese estilo, con ese perfil y esos cimientos. No hubiese sido coherente venir. ¿El debate del rombo? En otros sitios lo hay sobre los tres centrales, o sobre si se juega con un punta o con dos. En el Recreativo hubo un debate sobre si debíamos jugar con un delantero o dos que duró alrededor de ocho meses. Y hay muchos más ejemplos. Lo que pasa es que este tipo de plantilla, con tres mediapuntas específicos, con jugadores que no son pivotes puros sino interiores, con otro pivote como Eguaras... está muy direccionado para jugar así. Hacerlo de otra manera sería jugar en contra de las características de los futbolistas y eso es el error más grande que puede cometer un entrenador.

-Usted ya conocía la plantilla. ¿Le piden opinión?

-Normalmente, la dirección deportiva te pregunta qué te parece el equipo y qué harías tú. El entrenador, desde la máxima sinceridad, le dice lo que piensa ya no solo sobre el dibujo en el campo sino de aspectos que los harías de otra manera. Ni mejor ni peor, sino diferente.

-¿Tiene sentido aplicar esta filosofía de club tras tantos años en Segunda, con una deuda tan grande y la urgencia que hay por ascender?

-No soy un entrenador de sistemas. Creo que he jugado con todos los sistemas posibles. Para mí, un sistema en sí me parece colocar a los jugadores en función de sus virtudes. Por ejemplo, en el Levante pasé de un año a otro a jugar con un 4-4-2 a hacerlo con un 3-5-2 porque no fuimos capaces de jugar así, sin futbolistas de banda. El sistema te lo van a dar los propios jugadores. Lo primero son ellos y lo segundo los conceptos tácticos: cómo queremos presionar, la distancia del bloque, qué hacer con el balón o cómo llegar a la portería contraria, que es en lo que más tenemos que mejorar. Porque todo lo positivo que mostramos en Elche en cuanto a sensaciones lo perdimos por esa falta de llegada al marco contrario.

-¿Esa falta de ocasiones es lo que más le inquieta en estos momentos?

-Lo que más me ocupa es que el equipo tiene que seguir mejorando en aquello que hace bien y conseguir lo que no ha logrado todavía. Y, respecto al partido del otro día en el Martínez Valero, el desequilibrio entre la posesión y las llegadas, sí.

-¿Qué otros problemas figuran en su primer diagnóstico?

-Todo se puede matizar para bien. Hicimos cosas bien con el balón y el equipo estuvo correctamente posicionado, pero todo es mejorable. Pero lo que más me llamó la atención es que, si tienes más del 60% de posesión, eso se tiene que traducir en más ocasiones de gol. Y es ahí donde tenemos que trabajar, con el escollo de la falta de recursos provocada por la ausencia de jugadores importantes. Pero eso tiene un camino paralelo: cuando estén disponibles, bienvenidos sean, pero, mientras tanto, hay que mejorar y llegar más a la portería contraria con los recursos que tenemos.

-Más de seis horas sin marcar en jugada son muchas horas…

-Está claro. Ahí están los números, que son irrebatibles. Nuestro trabajo y el de los jugadores es corregir eso. Es indiscutible.

-¿Y cómo se corrigen los errores individuales que tanto están lastrando al equipo?

-Es un grado más de atención que tenemos que poner todos. Cuando en el fútbol no pintan bien las cosas hay que aumentar el grado de atención y de confianza. Tenemos que mejorar en eso y lograr resultados porque a veces juegas bien y ganas y otras ganas y llegas a jugar bien.

-¿Cree que se producen pues más por falta de confianza que de atención?

-El primer gol del Elche es inesperado. Un central se da media vuelta y mete el balón por la escuadra. Es difícil que vuelva a pasar, pero es cierto que hay que jugar con más confianza para cometer menos errores porque penalizan mucho cuando las cosas no van bien.

-¿La derrota en Elche le aboca a introducir cambios en la alineación del domingo?

De cara al partido se da mucha importancia a la semana y a las sensaciones de los jugadores. No se trata de cambiar y ver si acertamos, ni de quitar a cuatro porque hemos perdido para ver si así ganamos, sino de poner a los que considero más adecuados.

-La historia dice que nadie ha conseguido ascender tras haber sumado solo 11 puntos en las once primeras jornadas.

-Pues no queda otro remedio que hacer historia. En el Murcia, cuando aún no había playoff, nos sobraron cinco partidos después de haber encadenado siete sin ganar. No nos soluciona nada ese dato, pero cuando ganemos tendremos que seguir haciéndolo. Pero primero vamos a llegar a eso. Focalizar el horizonte en junio no tiene sentido. Todos tenemos clara la obligación, la aspiración, el proyecto y el objetivo, pero hay que focalizar todo en el partido del domingo. Y ganar, sin pensar en más allá.

-¿Cree que es posible?

-Sí. Si me dijera que la única vía de ascenso es, como hasta hace unos años, quedar entre los dos o tres primeros, le diría que va a ser difícil. Pero hay más vías. Lo que nos puede retroalimentar es mejorar y ganar. Todos sabemos a dónde queremos llegar en junio, pero no lo haremos por más que lo repitamos.

-¿Qué le dice el aficionado?

-La gente es súper hospitalaria. Apenas he salido dos o tres días para buscar piso, pero la gente me transmite mucho ánimo y cariño. Como es normal, están preocupados y nosotros estamos en el debe respecto a lo que la afición nos ha dado y lo que le hemos dado nosotros. Es normal que la situación anímica no sea la mejor, pero para eso estamos nosotros. Queremos revertir eso y cambiar esa situación.

-¿Qué vestuario se ha encontrado?

-Pues similar a la gente. Sabemos que estamos ante un reto importante y tenemos que apretar todos porque esto es fútbol profesional y no se trata solo de tener condiciones futbolísticas, sino de saber aplicarlas en un ambiente de exigencia en el que los resultados son trascendentes.

-¿El estado anímico es bueno?

-La predisposición es máxima. Necesitamos arrancar porque, con buenos resultados, los jugadores se hacen mejores, y hay que llegar a ellos con trabajo.

-¿Y el físico?

-No me gusta hacer ese tipo de valoraciones porque ocupa un trabajo anterior de otro compañero. Nuestro objetivo es que, para el modelo de juego que pretendemos, el equipo pueda soportar un ritmo alto durante los 90 minutos. Y en ello estamos. Creo que en Elche no hubo un problema físico y terminamos con el ritmo igual que se empezó.

-Llega el Granada. Casi nada.

-Está en el otro extremo de las sensaciones. Están arriba, les sale todo y todo es armonía, pero en el fútbol nunca puedes estar tranquilo. El momento de mayor bonanza anímica aquí era justo antes del partido ante el Lugo y un equipo en un mar de dudas te ganó y te las pasó a ti. Los partidos son una historia en blanco que empieza a escribirse cuando pita el árbitro, independientemente de los méritos anteriores de cada uno. Tenemos el factor público a favor y el partido está abierto y hay que afrontarlo con el convencimiento de que se puede ganar. Me preocupa lo mismo que venga el Granada a que lo hiciera uno de los que están en descenso.

-¿Tiene ganas de ‘debutar’ en La Romareda?

-Muchas. No está al alcance de cualquiera jugar ante 25.000 personas. Semejante masa social tiene que ser un plus que debemos hacer bueno. He estado como visitante en La Romareda y se siente mucho esa afición. El jugador tiene que acostumbrarse a hacer buena esa ventaja y devolverle a la gente el gran debe que ahora tenemos. Hay que igualar eso.

-¿Qué mensaje manda al zaragocismo?

-Ante todo, de agradecimiento por lo que le acabo de decir. Estamos en deuda con ellos. Y le digo que confíe en estos jugadores y esta plantilla. Sé que lo harán en cuanto les demos algún motivo y, si trabajamos eso, será un hándicap positivo que hay que aprovechar.