Se habla esta vez de triángulo porque el vértice bajo del rombo, la figura geométrica que eligió Natxo González para cambiar la historia de la temporada a la vuelta de la Navidad, no tiene hoy competencia. El hombre ancla es Íñigo Eguaras, el futbolista diferente de los que confeccionan la línea medular, el culet del diamante. Hoy en día es insustituible, se diría que intocable. La última vez que no fue titular, a excepción de la sanción que le cubrió Javi Ros en León diez días atrás, fue hace casi medio año en Almería. Desde el ridículo 17 de noviembre del 2017 en el Mediterráneo, el futbolista de Ansoáin ha sido siempre titular. Cuando le limpiaron de compañía por delante de la defensa, su fútbol se volvió otro. Hoy nadie le incomoda en la construcción y está reforzado por dos pulmones.

Eguaras tuvo que atender primero a algunas de las recomendaciones de su entrenador, que en más de una ocasión le reconvino en público, aireando el que venía a ser su gran defecto: «Eguaras, con balón, es un jugador importante. Pero para mí tiene un margen de mejora muy importante y es ahí (sin balón) donde tiene que apretar porque creo que puede ser mucho mejor jugador de lo que es realmente», advirtió el técnico después del partido en Oviedo. Era la jornada 7. En la siguiente salida, en Lorca, lo sentó en el banquillo (0-2). Y otra vez en Huesca (3-1). Tras la catástrofe contada de Almería (3-0), le desapareció la competencia.

El duelo ha aparecido en los tres puestos que flotan por delante, los dos interiores y la punta del rombo. Tres hombres (Zapater, Javi Ros y Guti) se disputan las plazas para stajanovistas. Febas y Buff se han repartido la media punta con diferente éxito y momentos. En esa competencia ha emergido también un mejor Zaragoza. Guti, por ejemplo, que llegó a parecer un fijo, se cayó del once inicial ante el Huesca. Fue Ros quien le comió el terreno.

El preferido, atendiendo a las elecciones de Natxo González a lo largo de la temporada, es Alberto Zapater. El aragonés ha participado en 31 de los 34 encuentros de Liga (es el tercero con más minutos del equipo con casi 2.500), si bien es cierto que hubo una etapa con el principio del año que pareció haber perdido el paso. Después de no aparecer ni un segundo en Albacete entrando en la segunda mitad de diciembre, el ejeano fue suplente en los dos primeros choques de enero, ante el Barcelona y el Tenerife. 5 minutos estuvo ante el filial en La Romareda; 4 jugó una semana después en el partido que estrenaba la segunda vuelta.

Fue en esos días cuando la figura de Guti crecía con exuberancia física, los mismos en los que Javi Ros pareció tomar peso en el equipo. Pero después de seis jornadas consecutivas como titular le llegó una lesión que lo secó un mes. Su buen regreso en León vino con el premio añadido de ganar el derbi. Suma 19 partidos en total, 15 como titular, más de 1.300 minutos. Las cifras del que hoy parece su gran rival, Guti, son similares: 23 partidos, 16 veces titular, 1.560 minutos. La diferencia es que el zaragozano había sido titular en las ocho jornadas anteriores al derbi, y que nadie le tosía. Natxo González le apreció cierto cansancio en León y lo sentó frente al Huesca. En Vallecas, claro, puede repetir.

Otro tanto sucede en el vértice alto del rombo, donde Buff y Febas se han alternado después de dejar atrás otros tiempos en los que partían desde un costado. Febas ha jugado mucho más (26 veces titular por 13 el suizo), y prácticamente todo desde el inicio del 2018. Su escasez en Pamplona lo llevó al banquillo frente al Sevilla Atlético y a la grada en León. Buff le ganó el sitio que el sábado perdió por lesión. No queda la cosa ahí. Papu, por ejemplo, también quiere ese lugar. Y el de Pombo. La competencia crece. A ver quién se duerme.