Para David Villa marcar goles es como respirar, una cuestión automática, natural. El rifle del avioncito echa humo y en sus alas ha tatuado seis marcas de gloria en una Liga todavía en su infancia (9 jornadas). Las dos últimas balas al Sevilla, equipo al que el año pasado ya colocó cuatro en La Romareda, le aupan al segundo puesto del podio del pichichi --solo superado por Eto´o (8 goles)-- y es el primer español en esta particular lucha de cazadores del gol.

Esta golosa colección le incorpora al grupo selecto de killers más buscados del continente. Y deseados. "Quien me quiera que pague la claúsula y me iré, si no me quedaré. Estoy acostumbrado a que se hable de estas cosas, pero estoy tranquilo", apunta Villa. Lo sustancioso de su cosecha queda reflejado en varios datos gratificantes. Hoy por hoy, su marcha anotadora es la misma que Shevchenko (6 goles) en el Milan, sólo le separa un gol del Fenómeno Adriano (Inter, 7 goles) y no anda tan lejos de Henry (9 goles en once partidos con el Arsenal).

CALENTANDO MOTORES Villa se apoya en el impulso ofensivo del Zaragoza para aumentar su número de tantos. Como el equipo, su olfato es más exquisito en La Romareda (5 goles) y decae en la lajanía (1 gol), aunque es el único jugador del equipo que ha marcado fuera de Zaragoza, exactamente, en el Nou Camp.

Si Villa sigue a este ritmo endiablado (0,66 goles por jornada) y no se pierde ninguno de los 38 encuentros de la Liga alcanzaría la sobresaliente cifra de 25 goles. Esta imaginaria sería su récord en la élite. El año pasado anotó 17 dianas en su debut en Primera --más cuatro en la Copa--, mientras que con el Sporting sumó 39 tantos en dos temporadas en Segunda. "No me marco metas, pero me gustaría superar los 17 del año pasado. Quiero seguir anotando goles que valgan puntos para que el Zaragoza gane", dice Villa.

MADRUGON INESPERADO El madrugón goleador de Villa extraña al mismo jugador, acostumbrado a que sus pies necesiten de un tiempo de calentamiento. A estas alturas de la competición, el gijonés sólo almacenaba dos tantos en su historial y se dudaba de su grandeza para la categoría mayor, un debate ridículo desde el futuro. Este incremento de la productividad tiene que ver directamente con el mayor desparpajo colectivo a la hora de tirar hacia la portería rival, del que también se han beneficiado Savio y Javi Moreno, autores de cuatro tantos cada uno. "Los delanteros vivimos de las oportunidades y el Zaragoza crea muchas y tenemos la suerte de materializarlas", explica Villa.