Más de 4.000 minutos de juego repartidos entre 42 partidos de Liga y cuatro más de promoción de ascenso y siempre quedará grabado a fuego infernal que faltaron siete. Solamente siete. Un suspiro entre meses y meses de trabajo e ilusiones que pasaron de lo más alto al hundimiento en nada. Fue lo que le faltó al último Real Zaragoza que acarició el ascenso, allá por el 2015, el que más cerca lo ha tenido hasta ahora en estos siete años de periplo por la división de plata hasta esta campaña, la primera en la que de verdad el ascenso directo no es una quimera y sí un objetivo al alcance de la mano.

Entonces no se consiguió por un pelo en aquella dolorosa tarde en Gran Canaria ante Las Palmas que debía acabar como un cuento de hadas y que finalmente fracturó el sueño de todos, el regreso a la élite que tanto está costando. Aquel año parecía que sí, como en la 17-18, cuando la inercia de la segunda vuelta y el ambiente que rodeaba al equipo aragonés invitaba a pensar que esta vez sí, aunque se cruzó el Numancia para truncarlo. Vuelta a empezar.

José Manuel Fernández, Javi Álamo, Pablo Alcolea y Ranko Popovic, el entrenador de aquel equipo que rozó la Primera División, coinciden en que, para lograrlo ahora «ha de seguir la misma línea». Sencillo en su forma, muy complicado en su contenido. Los cuatro mantienen el dolor por no haber podido devolver al Real Zaragoza al lugar que se merece y más todavía por la crueldad de haber estado tan cerca de lograrlo. Los cuatro ven ahora al equipo muy fuerte, muy unido y creen que será clave para lograr lo que ellos no consiguieron, controlar las fuertes emociones y la mentalidad, no dejarse llevar por la euforia y no meterse más presión de la necesaria. Así, se culminará el objetivo del ascenso. Lo que ellos acariciaron.

De cara a estos últimos partidos, explica Alcolea, será importante «la sensación de seguridad del equipo, que se sienta sólido, no conceda muchas opciones al rival y crecer». Además, agrega, «en la parte de arriba tiene muchos recursos para hacer daño, futbolistas de mucha calidad y nivel y que pueden marcar las diferencias». Así que será clave «mantener la línea que está llevando», algo que si consigue «hará que el ascenso esté mucho más cerca». Por su parte, José Manuel Fernández incide en una fórmula de éxito: «Que el grupo esté junto y unido. Así es como nosotros estuvimos cerca de ascender».

De todos modos, el lateral advierte sobre el aspecto mental, que también será difícil de gestionar. «Se le da muchas vueltas a la cabeza de lo que puedes conseguir y a dónde puedes llevar a un equipo que se merece estar en lo más alto. Eso a veces es bueno y otras malo. Nosotros queríamos aislarnos de aquella burbuja, pero repercute mucho porque el escudo del Real Zaragoza pesa mucho a la hora de jugar», expone el defensa cordobés.

Javi Álamo cree que el éxito será «una mezcla de todo», aunque reconoce que «siempre pesa más la ilusión». «En nuestro año, el de Las Palmas, entramos más al final y ahora tienen más puntos que nosotros entonces», asegura el canario. Por ello, añade, «si hacen las cosas bien tienen el premio de subir directamente sin el playoff y merecerá la pena ese esfuerzo de las últimas jornadas, pero tienen que seguir igual, porque la dinámica es buena, la misma clasificación lo dice».

También, para rematar la faena esta vez, habrá que evitar meterse más presión de la necesaria: «Es lo peor que pueden hacer», incide Álamo. Y en su misma línea opina Popovic. «La tranquilidad es muy necesaria, pero es difícil sabiendo qué está en juego. Cuando las cosas salen bien puede haber mucha euforia. Es bonito saber que la gente tiene ilusión y qué importancia tiene para ellos, pero hay que evitar que esa presión sobrepase un límite normal. Tiene que ser para disfrutar de este momento que es histórico. Es fácil de decir, pero difícil de hacer, porque supone devolver a un gigante a donde tiene que estar, pero Víctor tiene muchísima experiencia», argumenta.

Confianza plena

El técnico, actualmente en Japón, también cree que «ahora son otras circunstancias y no se pueden comparar», sobre todo por la situación del club en aquel verano con cambio de propiedad y un equipo construido en tiempo récord. «Meterse en playoff fue un milagro y al final se tomó casi como un fracaso. En momentos determinados faltó algo de suerte», recuerda Popovic. Pero ahora poco hay que cambiar: «Lo bonito es que ahora está en sus manos por la ventaja de cinco puntos. Estoy seguro de que Víctor y la gente del club, con su experiencia y sus cualidades, lo van a hacer. No veo que haya nada que cambiar más allá de mantener la línea y el ambiente, aunque hay un factor que es importantísimo que ahora va a faltar, que es el público, pero se sacará motivación para hacerlo por ellos», recalca.

Y si todos coinciden en que siguiendo con esa dinámica y confianza se logrará al fin volver a Primera, los cuatro también se muestran seguros de que se conseguirá. «Sigo de cerca al Zaragoza, de hecho me quedé a vivir aquí, y estoy convencido de que lo va a conseguir», dice Javi Álamo, una seguridad que también muestra Popovic.

Por su parte, Fernández apuntala: «Soy un zaragocista más y estoy deseando verle en Primera. Ojalá siga en la línea de todo el año para lograr el objetivo que tanto nos ilusionó a nosotros, a la ciudad y a la afición, que se lo merece como la que más». Y Alcolea, al que le corre sangre zaragocista por las venas, es «bastante optimista» ya que «hubo momentos malos, pero se consiguió dar la vuelta, hay una plantilla amplia, y se ha dado un buen nivel en casa y fuera». Ahora, a diferencia de aquella tarde de Gran Canaria, que caiga cara.