Lo dicen los resultados, 7 puntos de 9 posibles desde la llegada al banquillo de Juan Ignacio Martínez, pero sobre todo y aún más si cabe lo proclaman las sensaciones de un equipo que el técnico alicantino cogió al borde del abismo y en un estado de depresión absoluta y que ha revitalizado en tres jornadas, sin cambiar los mimbres y con un manual sencillo, apostando por elevar la moral de la tropa, por insistir en las virtudes y minimizar los defectos, aunque aún los haya, sobre todo en la estrategia, para reflotar una nave que se dirigía a Segunda B y que ahora da muestras de poder regatear ese negro horizonte.

La victoria ante el Logroñés este viernes refrendó el partido más solvente del curso y constató que este equipo, con JIM, es otro. Debutó con un triunfo ante el Lugo, también en La Romareda, donde el entrenador ha sumado los seis puntos después de que desde marzo, al llegar la pandemia, el Municipal fuera un sumidero, y empató en Cartagena. En los tres partidos su Zaragoza fue superior al rival, más consistente que en la etapa de Iván Martínez, donde no le alcanzaba con su mejoría de imagen, y con mejor fútbol que en la gris era de Rubén Baraja.

JIM ha tirado de su manual, ha apostado por recuperar la autoestima del grupo, su confianza, con mensajes fáciles y directos, dejando el protagonismo en los futbolistas y tomando decisiones para fortalecer los mecanismos del grupo sin que ello no supusiera fragmentarlo. Por ejemplo, en tres partidos solo ha hecho un cambio en el once, el de Bermejo por Nieto ante el Logroñés, pero esa solidez y determinación, más que difíciles en un recién llegado, no solo no han roto la cohesión del grupo, sino que dejan notar una unidad que también la mejoría en los resultados sube. No hay unión que resista las malas rachas y el Zaragoza solo ganó un partido de 15 desde que superó al Albacete.

En esa apuesta clara en la Liga, dejando las rotaciones en la Copa, donde ganó a la Gimnástica de Torrelavega y cayó injustamente en Alcorcón, el Zaragoza es un bloque más junto, más solidario y donde el trabajo en la presión es innegociable. El equipo es mucho más compacto que antes y, sobre todo, tiene más fútbol, más capacidad para llegar, además de unas variantes tácticas que funcionan. JIM comenzó usando un 4-4-2, pero el sábado, con Bermejo, apostó por un 4-1-4-1 en fase atacante, que se convertía en 4-2-3-1 al defender, con libertad de movimientos para el madrileño. El Zaragoza gana en fútbol así, con la apuesta en Francho y en Eguaras en el medio y con la aportación de Narváez desde la izquierda, por mucho que el Toro siga sin ver puerta.

En todos los partidos de Liga con JIM su Zaragoza ha rematado más que el rival y ha llegado más veces. Además, ha empezado a recuperar jugadores que ya son importantes, como Bermejo, o que pueden serlo, como James o Atienza, si bien el nivel de Francés en el eje es superlativo. Por si fuera poco, el factor suerte también le ha sonreído. Al jugar ante el Logroñés el viernes pudo disputar ese partido y, al ganarlo, la clasificación se ve de otra manera ya con 20 puntos y una semana sin jugar tras ser eliminado de la Copa.

El Zaragoza está aprovechando un tramo amable de calendario que aún se prolongará (Albacete, Ponferradina, Málaga, Sabadell y Alcorcón son los siguientes rivales). Queda mucho por andar para firmar 30 puntos en la segunda vuelta y sellar la salvación, lo que supone ganar en torno a ocho o nueve partidos en las 21 citas que restan. El equipo hace ya bien varias cosas, ataca mejor y domina más los partidos. Le falta pólvora, claro, y mejorar en la estrategia defensiva a balón parado, pero es indudable que está al alza, que con JIM ha hecho un cambio radical.

La salida de la zona de descenso

El Zaragoza cayó al descenso en la derrota en el estreno de Iván Martínez en el banquillo, ante el Oviedo, el 13 de noviembre. Era la jornada 12, si bien el equipo sumaba 11 citas, pendiente aún de recuperar el partido aplazado ante el Almería. Con Iván, el Zaragoza solo fue capaz de derrotar al Fuenlabrada y selló siete derrotas que le mantuvieron en caída libre en esa zona, a la que ya había empezado a asomarse en el último tramo con Baraja, sin caer en ella. 56 días después salió de esos puestos de peligro al doblegar al Logroñés, pero esa salida está pendiente de otros resultados de la jornada. El Alcorcón, que recibía al colista Albacete, ya no le puede superar al haberse aplazado su partido, pero sí lo pueden hacer el Cartagena, el Castellón y el Sabadell. Con que lo hagan dos de ellos, regresará a la zona roja. El Cartagena le superará si empata o gana en Tenerife y el Castellón si vence al Espanyol, en dos partidos que se disputan hoy, mientras que el Sabadell necesita ganar mañana al Lugo.