No hay precedentes del descenso de un equipo que, a estas alturas de la competición, llevara una renta de siete puntos respecto a la 19ª posición, la situación actual de un Zaragoza protegido por la historia. Desde que la Segunda División está compuesta por 22 equipos -a partir de la campaña 1997-98-, solo una vez se produjo una caída desde una altura similar. Fue el Sabadell, en la temporada 2011-12, aunque al conjunto catalán le salvó el ‘efecto arrastre’ del descenso a Segunda A del Villarreal, lo que provocó, a su vez, el descenso de su filial a Segunda B a pesar de que el equipo castellonense había acabado la temporada en la zona cómoda de la tabla clasificatoria.

Entonces, el Sabadell afrontaba las seis últimas jornadas con 42 puntos, nueve más que el Alcoyano, que en ese momento ocupaba la primera plaza de descenso. De los últimos 18 puntos en juego, el Sabadell tan solo fue capaz de sumar 4, lo que le condenó a la 19ª plaza y a ser superado por un Girona cuyo excepcional final de temporada -sumó 14 puntos sobre 18- le catapultó desde la penúltima plaza hasta una zona fuera de peligro.

Fue la única excepción en 21 temporadas. En ninguna otra ocasión la distancia que separa ahora al Zaragoza del descenso fue insuficiente. Es más, en la mayoría de las ocasiones, los cuatro equipos que ocupaban las últimas plazas al término de la jornada 36 acabaron siendo los que bajaron a la categoría de bronce del fútbol español.

La mayor renta que se ha echado a perder más allá de los nueve puntos desperdiciados por el Sabadell fueron los cuatro que atesoraban a estas alturas el Compostela en la campaña 2000-2001 y el Elche en la 1997-98. El cuadro gallego se fue a Segunda B tras dejar escapar esa renta en el tramo final del campeonato, lo que salvó al Elche. Precisamente, el equipo alicantino cayó en la 97-98, junto a Universidad de Las Palmas, Getafe y Lérida, tras desperdiciar esos mismos puntos de ventaja sobre el descenso. El Numancia logró la permanencia tras recorrer el camino inverso. Jaen, Xerez y Levante acompañaron a los ilicitanos a Segunda B.

También el UCAM Murcia acabó bajando en la temporada 2016-17 después de una nefasta recta final. A seis encuentros para la conclusión, el cuadro pimentonero ocupaba la misma posición que el Zaragoza en la actualidad (14º) y disfrutaba de una ventaja de tres puntos respecto a los puestos que conducían a Segunda B, pero corrió la misma suerte que el Mallorca B en la 98-99, cuando descendió tras perder una renta de dos puntos en la última media docena de jornadas.

EL FRACASO

De este modo, todo apunta a que el Zaragoza seguirá la próxima temporada en Segunda y evitará que el fracaso se convierta en hecatombe. La campaña que desde el club se había marcado en rojo para retornar a la categoría perdida hace seis años se ha convertido en una de las peores de la historia de la entidad. El ascenso directo era el objetivo, pero dejó de ser matemáticamente posible hace tres jornadas y ahora está a 23 puntos de distancia. Tampoco hay opciones de playoff, puestos que se sitúan ahora a 14 puntos de los aragoneses con 18 en juego. Es decir, es muy probable que también deje de ser matemáticamente posible la próxima jornada o la siguiente. Así, evitar el descenso y sus funestas consecuencias se ha convertido en la única aspiración de un club que solo ha sido capaz de disputar dos veces el playoff por el ascenso a Primera desde el último descenso. Es decir, ha luchado tantas veces por subir como por no bajar.

Si el Zaragoza acaba esquivando el desastre será, en gran medida, gracias a Víctor Fernández, cuya llegada cambió al equipo y dio la vuelta a los números. Con el técnico aragonés en el banquillo, el Zaragoza ha sumado prácticamente la mitad de los puntos en disputa (25 sobre 51) a través de siete victorias, cuatro empates y seis derrotas en 17 partidos. La media, superior a la de Idiakez y Alcaraz, ha permitido al conjunto aragonés escapar de la quema -cuando llegó Víctor el Zaragoza ocupaba puestos de descenso a un punto de la salvación- y auparse a una zona algo más cómoda. Sin embargo, y a pesar de que la lógica y la historia adquieren forma de poderosos avales, el Zaragoza todavía no puede cantar victoria.