Archifamosa era la libreta de Van Gaal, aquella en la que apuntaba cada detalle, mucho más que la que manejan Miguel Torrecilla y Juan Ignacio Martínez, los que deben ser los autores intelectuales de la salvación del Real Zaragoza. Por más que se quiera vender que tres fichajes y otras tantas salidas en invierno son ajustes y no una revolución, el equipo aragonés necesita un revolcón considerable en su plantilla. Y el primer paso es hacer hueco.

Inoportuna como ella sola es la Copa del Rey para los clubs de Segunda y sin público todavía más. Así que el duelo en Alcorcón, más allá del respeto a la historia, supuso un banco de pruebas, un escenario para calibrar la opción de utilizar más adelante un nuevo sistema y también para examinar a nombres propios, especialmente el de aquello que están en la rampa de salida, cuestionados y cuyo rendimiento está lejos de los mínimos exigibles. Santo Domingo fue un examen a los ojos de Torrecilla y JIM de cara al recién comenzado invernal. Hay que acertar y seguro que tomaron buena nota ambos y sacaron nuevas conclusiones de lo que necesita el equipo.

En defensa no pudo jugar Tejero tras haber dado positivo en covid-19 y el lateral es uno de esos futbolistas que tienen la mosca detrás de la oreja, pero sí que regresó Alberto Guitián, el gran candidato a salir del equipo aragonés de todos los integrantes de la retaguardia.

El cántabro, un día más, protagonizó un error defensivo que a la postre le acabó costando la eliminatoria a un buen Real Zaragoza. Se quedó un poco por detrás de la línea defensiva y habilitó a Ernesto en su desmarque a la espalda. No fue el error más grosero que ha tenido esta temporada, pero sí que se une a lista que ya es demasiado larga. Acaba contrato en junio y en Alcorcón no dio un golpe sobre la mesa.

Aun así no fue el caso más sangrante. JIM se inventó a Haris Vuckic de interior en un trivote de centrocampistas, lo cual deja muy a las claras lo desubicado que está el esloveno en el Real Zaragoza. Tuvo un partido bueno en combinación y aguante del balón, pero de nuevo dejó una sensación de que ni fu ni fa. Poquito, poquito. Otro encuentro sin reaccionar y la puerta abierta de par en par.

No se le queda atrás el Toro Fernández. Tan cierto es que tuvo pocos minutos para tratar de hacer algo decente como que lo poco que tocó lo hizo mal. Y su actitud sobre el césped dista mucho de la de un Iván Azón que, a todas luces, debe ser el ariete de este equipo junto a Narváez por garra, entrega, corazón, fútbol y goles. Además, su mayor dinamismo le viene bien a un equipo que necesita movilidad, velocidad y algo distinto. Por eso Bermejo también resalta.

Larra, pese a marrar un mano a mano, jugó bastante mejor que en sus anteriores apariciones y puso un gran centro a Raí en el 0-1. Quedará por ver si es un oasis en el desierto o si realmente despierta. Y el brasileño aportó movilidad, llegada, verticalidad y gol, por lo que también mostró que puede ser de utilidad. Ahora, la patata caliente para Torrecilla y JIM.