Larguísima ha sido la espera. Bendita e interminable espera. Solo ha hecho falta un encuentro con Víctor Fernández para recuperar la ilusión y las ganas de que llegue con presteza un nuevo partido. El zaragocismo tiene la innata capacidad de animar cuando menos lo merece el equipo (aunque se cabree), pero también de empujar hasta la extenuación cuando es feliz. Como lo es ahora, aunque solo se lleve un partido con Víctor Fernández en el banquillo.

Así como antes existía el miedo y casi convicción de que este Zaragoza era incapaz de ganar a nadie, esta vez es diferente. La expectación del redebut del técnico aragonés se ha transformado en una suerte de euforia. El equipo blanquillo recuperó el pulso y se levantó del letargo con un brinco enérgico y una victoria que ha vuelto a hacer creer a los aficionados. Pero dicha recuperación hay que confirmarla ante el Sporting en el Molinón (16.00 horas, Gol) en el estreno del 2019 para no llevarse otro mazazo y volver a las andadas.

De momento, aunque el optimismo y la alegría se han adueñado del espíritu general, el buen encuentro ante el Extremadura solamente ha supuesto un pequeño paso, en el futuro inmediato del Real Zaragoza, aunque muy importante. El equipo aragonés ganó como a Víctor y a La Romareda le gusta. Esto es con buen juego, agradando, sometiendo al rival y llevando el peso del juego y de las ocasiones. Pero no deja de ser un solo partido, en casa, ante un rival directo y con el ímpetu propio de un cambio de entrenador. Y más tratándose de Víctor Fernández.

PAPU, TITULAR

Ahora llega el momento de demostrar cual es el lugar del Zaragoza y su sino, su futuro más inmediato. Duele, pero sigue inmerso en plena pelea por la salvación y el propio técnico, un optimista por naturaleza, no deja de mirar por el retrovisor. Su efecto se ha notado en una plantilla que respira otro aire, que se ha mostrado receptiva a sus enseñanzas, pero que debe seguir dando pasos hacia delante para confirmar su mejoría y no recaer. Y lo hará en un escenario que rezuma fútbol como es El Molinón; un estadio que, además, se llenará para recibir al Zaragoza. Será por alicientes.

Víctor Fernández tiene a todos sanos menos a Álvaro Vázquez, por lo que tiene argumentos de sobra para asaltar El Molinón. Seguirá con su máxima de que los buenos tienen que jugar siempre juntos, por lo que, en líneas generales, mantendrá el equipo que venció al Extremadura, pero con algunas variantes. Cristian Álvarez ya está recuperado, por lo que regresará a la portería y en la zaga el cambio más probable será la entrada de Benito en lugar de Zapater en el lateral diestro.

En el centro del campo se abre la incógnita de Eguaras, aunque el navarro, tras un mes fuera, está falto de ritmo. Aparte, el buen nivel mostrado por Javi Ros y James Igbekeme en el doble pivote supone un motivo de peso para abogar por su continuidad. Para suplir a Álvaro Vázquez entrará en el once titular la verticalidad y alegría en el juego de Papu. Eso sí, como Víctor dejó entrever, partirá desde la derecha porque ahí se ensalzan sus virtudes, lo que propiciará que Guti cambie al lado izquierdo, siempre que no entren Diego Aguirre o Soro. Pombo se mantendrá en el enganche y Marc Gual en la punta.

Por su parte, al Sporting le ha sentado bien el cambio de técnico de Baraja a José Alberto, ya que el equipo rojiblanco ha conseguido tres victorias y dos empates que le han permitido huir de la quema y apuntar al playoff. El equipo asturiano, al que ya de por sí le cuesta marcar gol, ha tenido esta semana entre algodones a Blackman y Djurdjevic, sus dos arietes, aunque estarán sin problema. Babin no entrenó ayer por un proceso vírico y es duda, mientras que la única baja será Lod.