A Javi Ros se le dan especialmente bien los estrenos ligueros. El gol anotado por el centrocampista navarro el pasado sábado ante Las Palmas supone el tercero consecutivo que logra en una jornada inaugural después de los conseguidos la pasada campaña ante el Tenerife y hace dos frente al Rayo Majadahonda. En todos los casos, con La Romareda como escenario.

Esta vez, sin embargo, el acierto de Ros de cara al marco contrario se produjo desde una distancia mayor que en las dos ocasiones anteriores, cuando sus tantos habían llegado a través de la ejecución de sendas penas máximas. En la temporada 18-19, Ros amplió la renta favorable al Zaragoza después de que Pombo hubiera abierto el marcador. El penalti transformado por el tudelano al filo del descanso otorgaba al equipo aragonés una suculenta ventaja que el Rayo Majadahonda solo conseguiría recortar al final (2-1).

También desde los once metros llegó el gol del navarro en la primera jornada de la pasada campaña. Entonces, el Zaragoza recibía a un Tenerife que sucumbió a los goles de Luis Suárez, en la primera parte, y de Ros a falta de apenas tres minutos para la conclusión del choque. De nuevo, el medio acertaba desde el punto fatídico, disciplina en la que solo falló una vez a lo largo de toda la temporada, aunque fue la más importante: en el duelo de vuelta de la primera eliminatoria del playoff de ascenso ante el Elche. Ros eligió el lanzamiento a lo panenka, pero el meta del Elche, Edgar Badía, le adivinó la intención y dio al traste con la última esperanza de un Zaragoza que poco antes había recibido el gol de Nino ya en la recta final de la contienda. Ante Las Palmas, sin embargo, el gol llegó de otro modo. Un errático despeje de Kirian acabó en la bota izquierda del tudelano, que ajustó su disparo a la base del palo izquierdo del marco defendido por Vallés. Tres de tres.

La diana, que volvía a poner por delante al Zaragoza después de que Lemos neutralizara la ventaja adquirida por los de Baraja tras el tanto inicial de Clau en propia puerta, no serviría, sin embargo, para que el cuadro blanquillo retuviera los tres puntos. Espiau marcó el 2-2 definitivo a falta de nueve minutos para el final y a pesar de que Las Palmas llevaba diez minutos en inferioridad numérica tras la expulsión de Lemos.

En todo caso, un gol de Ros en La Romareda sigue siendo un buen presagio. Porque el Zaragoza nunca ha perdido cuando el tudelano ha marcado en el estadio municipal. Nueve de los catorce tantos anotados por el centrocampista en las cinco temporadas y media que acumula en como zaragocista los ha celebrado en casa y en ninguno de esos partidos el equipo aragonés cayó derrotado. De hecho, el Zaragoza casi siempre ha ganado cuando Ros ha encontrado puerta como local. Solo en dos de esos nueve encuentros el cuadro blanquillo se tuvo que conformar con el empate. En los siete restantes, logró quedarse con el botín completo.

Fuera de casa, su racha no es tan llamativa, pero sigue siendo positiva. De los cinco goles anotados lejos de La Romareda, solo en dos choques (en Fuenlabrada la pasada temporada y en Riazor en la 18-19), el Zaragoza perdió. En el resto, se hizo con la victoria. Si Ros marca, a su equipo casi siempre le va bien.