Después de la tempestad llega la calma, el momento de relajar la tensión, de templar el subidón de emociones que toda Huesca y toda la Sociedad Deportiva Huesca vivió después del segundo ascenso a Primera División. Un premio trabajado y merecido que tiene muy poco de casualidad. Lo que sí que fue esporádico fue el encuentro entre dos de los artífices de este conjunto de Primera. Por un lado, José Antonio Martín Petón. presidente de la Fundación Alcoraz y azulgrana de pro y, por el otro, Fernando Losfablos, expresidente de la entidad. Con él no se logró jugar en la élite, pero tiene mucha culpa de lo que es hoy en día el club altoaragonés gracias a su labor y los cimientos que puso. Se vieron y se dieron un sentido abrazo, de los enérgicos, de los de inmensa alegría.

Los dos actualmente tienen posiciones muy distintas, pero aparte de su amor por el Huesca coincidieron en que el ascenso ha llegado por ser una familia, por tener templanza, serenidad, calma en los momentos duros y pies en el suelo en los que podía haber euforia. Un equilibrio que ha llevado a los oscenses al cielo otra vez.

Petón, primero, advirtió que «el análisis futbolístico habitual no vale para este año porque es extraordinariamente raro para todos los equipos», pero recordó episodios que afectaron al Huesca particularmente, momentos muy complicados, especialmente en verano. Por ello, explicó, «hay que tener mucho coraje, fortaleza, ánimo, firmeza y las cosas muy claras para subir», así como también «el porcentaje necesario de templanza ya que a veces se pierden los nervios», pero en el club «nos hemos mantenido firmes todo el año». En lo deportivo, «hemos fundamentado el ascenso en El Alcoraz, que ha sido una fortaleza blindada y nos ha dado una ventaja definitiva; y también que se ha alcanzado una idea definida de fútbol».

Aparte, otro de los secretos (que de secreto tiene poco a estas alturas ya) es que el Huesca es un club familiar, sencillo, cercano y que saca lo mejor de los futbolistas: «Me lo decían algunos jugadores tras subir, tanto veteranos como jóvenes: jamás hemos encontrado un club con tanta serenidad, donde se entienda tanto a un jugador, se viva con calma y feliz. Eso no es solamente la entidad, es también la ciudad y la provincia», apuntó Petón. «Si eso no se pierde, esa forma de hacer y sentir, podremos hacer cosas importantes», puntualizó.

En cuanto a la celebración, por las circunstancias fue «íntima, corta, felicísima y sensata», porque además, remarcó, el Huesca puede ser campeón de Segunda mañana, un objetivo que ilusiona. Y de cara al próximo curso, Petón se muestra optimista porque el primer año en Primera «sirvió de aprendizaje y ahora volveremos mucho más fuertes, seguro».

«No es casualidad»

Fernando Losfablos también estaba muy feliz. No es para menos, obviamente, porque además «es muy complicado lograr el ascenso justo después de descender pese a que tengas más presupuesto», pero se ha conseguido gracias a «la regularidad en El Alcoraz, la templanza y la tranquilidad cuando ha habido reveses». «No se ha puesto nervioso cuando el aire venía en contra, con resultados negativos. En el fútbol está muy de moda, en cuanto hay dos o tres resultados negativos, cambiar muchas cosas y si hay paciencia los resultados salen», añadió.

Además, subrayó que «para el Huesca estar en Primera es un éxito», pero que esto no lleve a engaño: «Ya se consiguió una vez y se ha vuelto a lograr, por lo que no es un milagro ni casualidad». «Hay que seguir con la paciencia y serenidad del club y hacer un proyecto importante en Primera. Es importantísimo para el club, la ciudad y la afición y también en la provincia se nota mucho. Hay que intentar conseguir que el Huesca se mantenga muchos años en Primera», finalizó.