Las oficinas municipales ampliaron sus horarios. Decenas de parejas pasaron la noche haciendo cola para recoger sus licencias matrimoniales y dar un sí, quiero que han esperado durante años. Ayer, poco más de un mes después de que el Tribunal Supremo de California declarara inconstitucional la prohibición de las bodas gais y se convirtiera en el segundo territorio de EEUU en permitirlas después de Massachusetts, el estado vivió su segundo día de enlaces homosexuales. Si el primero estuvo marcado por el simbolismo, el de ayer empezó a extender la normalización.

En San Francisco, una de las pocas ciudades donde el lunes se oficiaban bodas, el alcalde, Gavin Newsom, unió a Del Martin, de 87 años, y Phyllis Lyon, de 84, pareja durante cinco décadas y que, tras años condenadas al ostracismo, se hicieron unas de las primeras abanderadas de la igualdad sexual en EEUU.

Martin y Lyon se habían casado ya en el 2004, cuando Newson rompió la ley estatal y aprobó 4.000 bodas. Su matrimonio, como los otros 3.999, fue invalidado entonces por el Supremo, el mismo que cuatro años más tarde ha aprobado, en una resolución sin precedentes en EEUU, que la discrinimación por orientación sexual es tan inconstitucional como la motivada por raza o género.

ENLACES RELEVANTES

La primera boda del lunes en Los Ángeles unió a Diane Olson y Robin Tyler, las dos mujeres que presentaron el caso que ha originado la resolución del Supremo. Durante los últimos ocho años de sus 15 de relación, cada día de San Valentín iban a una oficina en Beverly Hills a solicitar su licencia de matrimonio. Siempre recibieron un no. Hasta el lunes.

Ayer, cuando más condados empezaron a aplicar la ley, comenzaron a sumarse casos de relevancia, como la boda entre dos marines, Bob Lehman y Tom Felkner, en San Diego, una de las ciudades más conservadoras de California y donde hay una importante presencia militar. El Ejército de EEUU aplica la política de "no preguntes, no digas", según la cual los militares homosexuales deben mantener en secreto su orientación sexual.

Los retos, sin embargo, persisten. Hay protestas en casi cada boda y en noviembre los californianos votarán una propuesta para definir el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Ocho obispos católicos emitieron el lunes un comunicado reafirmando su oposición a la ley y en algún condado donde no se quieren oficiar las bodas gais se han cancelado todas, homosexuales o no.