La muerte de una paciente sospechosa de haber contraído la neumonía asiática o SARS obligó ayer a las autoridades chinas a poner en cuarentena el Centro de Prevención de Enfermedades Infecciosas, que centraliza la lucha contra el mal. Tras dos meses sin que se informara de nuevos casos, el Ministerio de Sanidad confirmó tres nuevos contagios. Una de ellos es una enfermera que trató con una contagiada. Otro de los posibles afectados es un investigador que contactó con el virus en el laboratorio. El Gobierno chino ha ordenado extremar las precauciones y comprobar la temperatura de los pasajeros en estaciones de tren y aeropuertos.