Cuatro personas murieron ayer y otras siete resultaron heridas en un accidente en una central nuclear de Mihama, a 340 kilómetros al oeste de Tokio. El suceso se debió a un escape de vapor no radiactivo en la sala de turbinas de un reactor. La policía local descartó, en un principio, la existencia de fugas radiactivas.

El accidente se produjo a las 15.30 horas (hora local), cuando 11 trabajadores que realizaban una inspección ordinaria se introdujeron en la zona de turbinas que refrigeran el agua del reactor número 3. El escape les expuso a vapor a presión, a más de 200 grados centígrados. Cuatro de ellos murieron, y el resto sufrió quemaduras e insuficiencias cardiacas y respiratorias.

Aunque anoche no se conocían las causas exactas del suceso, la Compañía Eléctrica de Kansai, propietaria de la planta, señaló que se había hallado un orificio en una de las tuberías que suministra vapor a la sala de turbinas. Un responsable de la Agencia de Seguridad Nuclear dijo que es "imposible" que el vapor tenga sustancias radiactivas.

Pocas horas después, otro accidente se produjo en la planta nuclear de Kashima, al suroeste de Japón. Un depósito de basura situado en el reactor número 2 ardió por causas desconocidas, pero el personal de la planta pudo extinguir el fuego sin que se produjeran heridos. La empresa que gestiona la planta afirmó que no hubo ningún escape radiactivo.

El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, expresó su pésame a las familias de las víctimas y afirmó que "el Gobierno debe hacer todo lo posible para garantizar la seguridad" nuclear del país. Curiosamente, Koizumi se encontraba en la conmemoración del 59º aniversario de la explosión de la bomba atómica sobre Nagasaki, el 9 de agosto de 1945. Japón, el tercer productor mundial de energía nuclear, después de EEUU y Francia, posee 52 reactores en 18 centrales nucleares, que producen el 35% del consumo eléctrico del país.