Una operación coordinada entre diversos equipos de la Guardia Civil de Tarragona permitió la madrugada del domingo frustrar el desembarco de 3.000 kilos de hachís en el delta del Ebro. Se trata del cuarto narcotráfico abortado en este primer trimestre de año en la costa de la provincia, donde han sido incautados ya 12.920 kilos, más del doble de los 5.035 aprehendidos durante todo el 2003. Son los datos que avalan una sospecha: el delta se ha convertido en la gran puerta del hachís que entra en España.

Deltebre fue el domingo el lugar elegido por un grupo de marroquís y por un vecino de la localidad, que actuaba de guía, para un nuevo desembarco de hachís. Agentes de la Guardia Civil habían desplegado esa madrugada un intenso dispositivo por las inmediaciones de la desembocadura del Ebro que concluyó con el decomiso de 3.000 kilos de droga, valorada en 3,8 millones de euros, y la detención de siete personas, entre las que se encuentran dos menores de edad. Los alcaldes de la zona reclaman mayor vigilancia para evitar que el Delta se convierta en el paraíso de los narcos.

La intervención policial se produjo después de que una patrulla divisara dos embarcaciones sospechosas que remontaban el Ebro a las dos de la madrugada, una hora no permitida para la navegación fluvial. Los agentes siguieron el recorrido de las barcas, una de ellas tipo transbordador para el transporte de personas y otra semirrígida, por una carretera paralela al curso del río.

Los supuestos narcotraficantes se detuvieron en las proximidades del núcleo urbano de Deltebre, en el Mas de Bonos, para descargar allí 29 de los 101 fardos que transportaban. Los demás paquetes fueron abandonados dentro la lancha semirrígida, donde los sospechosos se percataron de la presencia de los agentes e iniciaron la huida. Su fuga, sin embargo, acabó en Deltebre, donde les esperaban más agentes.