El Juzgado de Instrucción número 21 de Madrid está investigando la supuesta implicación de un sacerdote en un caso de abusos sexuales a niños. Los hechos fueron denunciados ante la fiscalía de menores por un catequista, que acusa a la cúpula eclesiástica de quedarse de brazos cruzados a pesar de saberlo todo, según desveló ayer la cadena SER.

Rafael Sanz, que tiene más de 70 años, llegó en 1996 a la parroquia en la que tuvieron lugar los hechos. El cura eligió a unos menores para que ejercieran de monaguillos, pero excluyó del grupo a las niñas. Entre 1998 y el 2000, el sacerdote practicó presuntamente tocamientos, e incluso penetraciones, a varios menores. Fuentes del caso no quisieron revelar el número de niños implicados, aunque explicaron que eran "más de uno" y que tenían 10 y 12 años cuando ocurrieron los hechos. Los supuestos abusos tuvieron lugar en el domicilio de los pequeños y en unas oficinas eclesiásticas.

Sin que hubiera un motivo oficial, a finales del 2000, Sanz fue apartado de la parroquia y trasladado a otra. Pasado el tiempo, un par de catequistas se enteraron de los presuntos abusos a través de las familias de los afectados y en octubre del 2002 se los revelaron a su colega más veterano, Carlos Sánchez Mato. Este envió una carta al Arzobispado de Madrid, encabezado por Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal.

DENUNCIA EN EL 2003 En todos sus escritos, Sánchez Mato reclamaba medidas judiciales contra el presunto delincuente, pero nadie le contestó. Harto de esperar durante meses, el catequista acudió en enero del 2003 a la fiscalía de menores para denunciar los hechos.

"Antes de ir a la fiscalía, estuve en varias instituciones, como el Defensor del Menor. En todos los sitios me recomendaron que acudiera a los tribunales. Menos en la Iglesia, cuyo comportamiento me parece vergonzoso", subrayó Sánchez Mato.