Se llamaba Manuela C.S., vivía en Málaga y tenía 44 años y dos hijos de 3 y 16 años. Ayer se convirtió en la quinta víctima de violencia de machista en esta semana en España (y la novena en este mes de septiembre) después de que su última pareja sentimental, Juan A. M. L., la apuñalara durante la madrugada en la terraza de su vivienda. La víctima le había denunciado por maltrato y sobre él pesaba una orden de alejamiento que rompió en numerosas ocasiones, llegando a ser detenido este verano. Aun así, ambos retomaron la relación y habían vuelto a convivir. Con ella son ya 962 las mujeres asesinadas por sus parejas desde el 2003, primer año con datos.

Fueron los vecinos quienes de madrugada, sobre las 3.30, alertaron de una fuerte discusión a la Policía Local de El Morche, una pedanía del municipio de Torrox. Cuando los agentes llegaron, encontraron un charco de sangre en la acera que provenía de una terraza. En el balcón del piso hallaron el cadáver de Manuela tendido en el suelo junto a un cuchillo de grandes dimensiones. El cuerpo presentaba una decena de heridas de arma blanca en el tórax y extremidades superiores, lo que indica que trató de defenderse.

La Guardia Civil inició entonces la búsqueda de las dos últimas parejas de la mujer, ambos con sendas denuncias por malos tratos y órdenes de alejamiento en vigor, según confirmó la Delegación del Gobierno. Sobre las 13.30 horas era localizado su actual compañero sentimental, quien se había ocultado en una vivienda de Vélez-Málaga. La orden de alejamiento sobre el detenido se dictó en julio, después de que la víctima le denunciara por coacciones y amenazas. El hombre, de 46 años, fue arrestado hasta en tres ocasiones este verano al ser detectado por la Policía Local de Torrox vulnerando la orden. En todos esos arrestos, los agentes actuaron de oficio y sin que mediara aviso de la víctima.

La consejera andaluza de Igualdad, María José Sánchez Rubio, expresó su «enorme preocupación ante el fuerte repunte de asesinatos machistas», subrayando que «si este continuo goteo de asesinatos tuviera otra causa, como el terrorismo, el nivel de alarma sería máximo». «Debemos reflexionar para que cada profesional y cada persona actúe con una clara perspectiva de género, porque solo así el sistema podrá funcionar en su conjunto. Las herramientas están, pero hay que saber aplicarlas», instó.