Hay cinco habitaciones preparadas. La primera a la derecha la ocupó, en agosto, el primer residente en Aragón sospechoso de haber contraído ébola y que, finalmente, no padeció el virus. Mientras los operarios ultima su monitorización, el jefe de Medicina Interna, Juan Carlos Ferrando, y el director del hospital, Jesús Manrique, explican que los despachos y oficinas de esa parte de la cuarta planta se destinarán también a habitaciones destinadas a acoger a los pacientes cuando salgan del aislamiento.

Es la planta que ya acogió, en años anteriores, pacientes con gripe A, aviar o víctimas de brotes de meningitis. La temperatura es baja, aunque no hay obligación de mantener la zona a una temperatura determinada. "Solo se impone la compresión negativa --el aire no puede salir al pasillo-- en las habitaciones", subraya Manrique.

El protocolo se mantiene en lo esencial, pero ha sufrido variaciones significativas. Una de las principales es la fumigación del traje especial con el que se debe atender a estos enfermos. Deberá hacerse justo después de que los sanitarios hayan abandonado la habitación, en la antesala previa y con lejía durante alrededor de 30 minutos. "Lo hemos añadido nosotros porque creemos que puede ayudar y que no está de más", señaló Juan Carlos Ferrando, jefe de Medicina Interna. El posible error de la auxiliar al tocarse un ojo con el guante infectado fue determinante para la nueva norma.

No es fácil la tarea de colocarse y retirarse el Equipo de Protección Individual (EPI). Por ello, estos profesionales quedarán eximidos de todas sus tareas habituales y se dedicará exclusivamente a formarse y serán sustituidos por nuevo personal contratado.

Los trajes --buzos, los llaman-- están homologados y cuentan con el visto bueno de todas las autoridades sanitarias y de prevención de riesgos laborales. Se pondrán antes de acceder a la habitación del enfermo, a la que siempre entrarán dos profesionales para que, mientras uno trabaja con el paciente, el otro vigile que no cometa ningún error. Previamente, se habrán quitado cualquier elemento accesorio (collares, reloj o pendientes).

Pero la situación crítica llega con la retirada. Los guantes exteriores deben quitarse a la vez para que la parte infectada quede dentro. "No como se quitan tras acabar la tarea en quirófano", advierte el personal. Tras bajar la cremallera interna del traje, todo se quitará por la parte interna evitando cualquier contacto con la exterior contaminada.

El Royo ha dispuesto dos enfermeras y un auxiliar por cada paciente y las habitaciones contarán con "todo lo preciso" De hecho, ayer se ultimaban detalles de la monitorización de los habitáculos, que incluirá la instalación de cámaras y megafonía para poder vigilar al paciente desde la sala de control ubicada en el pasillo. Desde ahí, asimismo, se podrá comprobar que los miembros del equipo han llevado a cabo su labor correctamente sin cometer ningún error, por ejemplo, en la manipulación del traje. Ayer, Sanidad aprobó la compra de otros 500. En total ya habrá 1.000 por todo Aragón.