Monzón continúa consternada tras el asesinato machista sufrido por una de sus vecinas, Rokhaya, de 42 años. Mientras la sociedad montisonenese y la aragonesa en general sale a la calle para gritar basta ante este tipo de violencia, la Guardia Civil y los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) investigan qué paso, sobre las 14.00 horas, en la tercera planta del número 21 de la calle Juan de Lanuza. El informe de la autopsia ha revelado que la víctima no pudo defenderse de su asesino.

En la sede del IMLA en la capital oscense, los forenses pudieron observar que Rokhaya no presentaba cortes en las manos ni en los brazos, un signo distintivo en los casos en los que las víctimas son sorprendidas y, por lo tanto, no tienen tiempo de plantar cara a su asesino. A ello se añade que el ataque fue por espalda.

BRUTALIDAD

La brutalidad de este crimen machista -el tercero en Aragón este año según las estadísticas del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer- también se refleja en la gran cantidad de puñaladas que recibió esta mujer.

Un informe forense clave de cara a la investigación que está realizando la Guardia Civil de cara establecer si hubo enseñamiento o alevosía y, por tanto, poder juzgar al sospechoso, Mamadou D., por un delito de asesinato, cuya pena máxima establecida en el Código Penal es de 25 años. No se le podrá aplicar un delito que suele ser habitual en este tipo de casos como es el de quebrantamiento de condena, ya que la orden de alejamiento (del año 2013) que pesaba contra el sospechoso no estaba vigente en la actualidad. Fue una medida cautelar durante una causa judicial que fue archivada.

Paralelamente, este hombre de origen senegalés y de 48 años continúa en dependencias del instituto armado, a la espera de pasar ante la magistrada del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 2 de Monzón. Allí podrá dar su versión de los hechos, asistidos por un abogado perteneciente al turno de oficio. Al estar bajo secreto de sumario, es muy probable que el presunto autor se acoja a su derecho a no declarar, ya que ni él ni su letrado conocen los detalles exactos de las pesquisas llevadas a cabo por la Benemérita.

Este asesinato machista se produjo después de que el sospechoso, Mamadou D., que reside desde hace poco tiempo en Binéfar, se presentara en el piso de la víctima. En el interior y en presencia de las hijas que ambos tenían, de 4 y 8 años, presuntamente, la cosió a puñaladas con un arma que está siendo analizada por los especialistas en Policía Científica.

AYUDA

La niña de 8 años salió al rellano y fue en busca de unos vecinos, también senegaleses, a los que les dijo: «Mi padre ha matado a mi madre». Los residentes en el inmueble, situado a unos 300 metros del Ayuntamiento de Monzón, llamaron a la Policía Local, que enseguida envió efectivos al lugar del hecho. La Guardia Civil, igualmente, se personó en el domicilio poco tiempo después de ocurrir este crimen. Nada más llegar al lugar de los hechos, los agentes se encontraron al sospechoso, evitando que pudiera darse a la fuga.

El arrestado y la víctima, procedentes de la misma ciudad, Ndiedieng (Senegal), llevaban cerca de diez años viviendo en España. Él trabaja en una fábrica en el término de Castejón del Puente, entre Monzón y Barbastro. La víctima, Rokhaya., formaba parte desde hace poco tiempo de una brigada forestal del consistorio. Según alcalde de Monzón, Álvaro Burrel, la mujer había estado en el paro y tenía las lógicas necesidades económicas de una madre con dos hijos, problemas con su pareja y, en determinadas épocas, en situación de desempleo.

Ayer, el primer edil montisonense se reunió con el hermano de Rokhaya para transmitirle todo el apoyo municipal y para ofrecerle la posibilidad de ayudarle en la gestión de una despedida privada de la víctima.