La presencia de mujeres en la ciencia no es algo nuevo. Desde Hipatia, allá por el siglo IV antes de Cristo, ya se tiene constancia de ejemplos femeninos que desarrollaron trabajos notables en esta rama del saber. Sin embargo, y a pesar de que no han sido precisamente pocas las mujeres que han dedicado su vida al estudio de las ciencias, su visibilidad no es proporcional, especialmente si se compara con la que obtienen sus compañeros masculinos en la sociedad. Con el fin de combatir la brecha de género en la comunidad científica y promover la visibilidad femenina, la Asamblea General de Naciones Unidas eligió el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que se celebró por primera vez en el 2016 y que, en la presente edición ha propiciado que se organicen más de 1.000 actos en España y se supere el centenar en Aragón desde que comenzara febrero.

Con la intención de incentivar la celebración de este día internacional surge en España la iniciativa 11 de febrero, una propuesta ciudadana que aglutina científicas y personas interesadas en promover actividades en torno a esta fecha y que cumple su segundo año de vida, como explica la profesora del Centro Universitario de Defensa (CUD), investigadora del CSIC, física y miembro del colectivo Julia Herrero.

MATRÍCULAS

Precisamente, la Universidad de Zaragoza no está libre de esta brecha, aunque en las últimas décadas se hayan vivido avances significativos. Un vistazo al reparto por género de las matrículas de grado en las facultades relacionadas con la ciencia y la tecnología así lo pone de relieve, aunque con grandes diferencias al mirar algunas especialidades. De esta forma, la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza registra, a fecha de noviembre del 2017, 2.785 alumnos y 984 alumnas, un contraste significativo que solo contradicen los grados en Ingeniería Química y de Diseño Industrial, en los que la presencia de mujeres es mayor.

En la Facultad de Ciencias, no obstante, la situación es distinta, ya que son 918 estudiantes femeninas matriculadas, por los 860 masculinos. De la misma forma, se ven grandes diferencias según el grado. Así, Biotecnología, Óptica y Optometría y, en menor medida, Química son estudios con una notable representación femenina, un hecho que encuentra su reverso en, por ejemplo, el grado de Física, donde estudian 216 hombres y 79 mujeres.

DESIGUAL DISTRIBUCIÓN

Estos datos coinciden con el punto de vista de Herrero, que explica que, aunque a día de hoy el acceso a la universidad de las mujeres resulta más paritario, la distribución «es muy desigual» y hay disciplinas en las que la presencia de la mujer es «abrumadoramente alta» y en otras es al contrario. «Uno de los casos más llamativos es el de la Ingeniería Informática, en la que por los años ochenta el porcentaje de mujeres rondaba el 30% y ahora está alrededor del 12%. Este hecho enlaza con su siguiente juicio: «el futuro va a ser tecnológico; estamos construyendo un futuro principalmente con hombres y eso no es bueno para la sociedad», subraya.

Aunque indica que pueden ser multitud de causas las que generen este panorama, destaca la falta de referentes como una de ellas. Así, señala que en los libros de texto y en los medios de comunicación apenas hay ejemplos y concluye que «el trabajo de las mujeres científicas y tecnólogas está invisibilizado y eso hace que una niña no vea como opción estudiar una ingeniería o Física, por ejemplo».

Una cuestión que, en las ciencias de la salud, resulta distinta. «Todas carreras asociadas al cuidado del otro tienen mayor porcentaje de mujeres. Se trata de un hecho que la sociedad refuerza» al, por ejemplo, regalar una muñeca a las niñas «y al niño el coche teledirigido», ejemplifica.

A pesar de que, efectivamente, las situación ha cambiado, Herrero insiste que no hay que bajar los brazos. «No vale con que las cosas hayan empezado a cambiar, no hay que dejar que evolucione solo», afirma.

La directora del Instituto Aragonés de la Mujer, Natalia Salvo, observa esta iniciativa como «necesaria», ya que persigue poner de relieve la presencia de las mujeres en estos ámbitos. En ese sentido, considera «muy importante» generar referentes positivos en las niñas». Con ese fin, señala que desde el Gobierno de Aragón existen programas como Una ingeniera en cada cole, en el que mujeres profesionales de la ingeniería visitan colegios aragoneses, o el Girl’s Day, en el que niñas de 4º de ESO y Bachillerato acuden a las facultades y conocen el trabajo de las mujeres que allí desarrollan su labor. Además, se va a realizar un estudio para conocer la situación de la I+D+i desde la perspectiva de género y que fijará su mirada en aspectos como las brechas existentes, la presencia de la mujer, la concesión de las becas o sus cuantías.