"Así estamos, disfrutando España", dijo ella. "Y solos como se puede ver", remató irónico él. Eso sí, ayer los Príncipes cumplieron en Sos del Rey Católico. Y la localidad les respondió proclamando el día fiesta local. Cerraron los comercios. También los colegios, ante la pirola colectiva. Obsequiaron al público con poses, autógrafos... Y a Letizia la besaron tanto que el Príncipe tuvo que defender lo suyo: "Cuidado, que me la van a desgastar".

A Felipe, todos lo conocían ya de la visita del 2000. Pero ella fue el centro de las miradas. "Pues está un poco arguellada, pero guapa sí que es", aseguraban Mariano, Vitorino y Victoriano. Los tres se habían pegado a la pared del ayuntamiento como si aquello fuera el barco de Chanquete. Y por mucho príncipe que hubiera, a los 250 años que suman entre los tres no les puede ni todos los escoltas de la NBA.

Entre charla y charla, comentaban la azaña del Resti (de Restituto Leranoz), que había llevado un Abc de cuando Alfonso XIII era actualidad para regalárselo a los recién casados. Y para efemérides la de José María Espatolea, que conservaba una foto del 65, de cuando los Reyes visitaron Sos. Judit Martínez, Daniela Sabogal y Alba Morales, alumnas del Camón Aznar de Zaragoza, eran todo modernidad, con sus nueve cámaras de usar y tirar, unas suyas y otras de sus amigas, con las que habían hecho pirola del desayuno previo a su excursión escolar.

Pero también los había que esperaban por esperar o a los que esperar les desesperaba, como la pequeña Pilar Alamán y su tía, que estuvieron ramo en mano y en la puerta del ayuntamiento desde las 9 de la mañana.

Hubo hasta quien logró autógrafos. Y quien, más distante, se colocó al abrigo de una buena sombra a fumarse un pitillo, mientras la comitiva pasaba. No agobios como los de Zaragoza, pero sí buena presión de la seguridad. Y todo era alto secreto de Estado, sobre todo, el menú de la cena anterior. "Pues la otra vez la Reina comió lubina, pero los Príncipes ayer, no sé", explicaba el párroco, Máximo Garcés. Tanto secretismo, que fue el tema de conversación. Unos decían que si agua y ensalada. Otros, que también cerveza. Pero de postre seguro que nada. "Pero Esther, no lo cuentes, que nos dijeron que ni mú", decía una vecina a la otra. Y en el parador lo mismo: "Han estado como otros turistas más y no sabemos qué comieron".

Pasó rápido la mañana. El Príncipe haciéndole fotos a Letizia. Ella tirando del brazo de él para que avanzara... Y mirando de vez en cuando a la prensa. Quizás con nostalgia. O puede que pensando: "Pobretes... Y con este calor".