La concejala socialista Lola Campos y el exalcalde y edil popular José Atarés tienen, al menos, una cosa en común. Hace un tiempo decidieron adoptar. Recorrieron miles de kilómetros para conocer a sus hijos. Y tuvieron que sacarse el carnet de padre , demostrando su idoneidad para el puesto y sus buenas intenciones. Hoy, a ambos les ha merecido la pena.

Durante seis meses y cuando todavía ostentaba el cargo de primer edil, Atarés estuvo embarcado en un proceso de adopción internacional. Hace ahora dos años llegó a Zaragoza Konstantín, procedente de Rusia. "Lo más difícil fueron los primeros días, principalmente, por las dificultades de comunicación", explica. La hija que ya tenía el matrimonio Atarés, Laura, estuvo al tanto de todo. "Era era consciente de que lo íbamos a adoptar y participó de la idea". Hoy se ha convertido en una hermana mayor más. "Se hacen la puñeta como los demás y también se matan a besos cuando quieren".

Además de las dificultades habituales, Lola Campos, tuvo que enfrentarse al proceso como la mujer soltera que es. Ella era el poli bueno y el poli malo para su pequeña hija que, con cuatro años y hace ahora uno y medio, llegó desde la India.

"El proceso de adopción fue angustioso y los primeros meses de la niña aquí, muy difíciles", explica. "Yo pasé de la libertad absoluta a ser madre de golpe". Fueron días de cambios y quebraderos de cabeza. "En muchos momentos era un pulso diario, algo normal por otro lado". Esta edil y periodista quiere dejar claro "que la adopción no es una opción solidaria, sino una decisión personal". Una decisión "de la que nadie se arrepiente".

El caso de Campos y Atarés es el de muchas familias. Como la de Pilar que, también hace dos años, adoptó a un bebé de quince meses en un orfanato de Siberia. En este caso, la niña era más pequeña lo que, según los padres, pudo ser decisivo a la hora de romper la barrera del idioma. Hoy, a sus cuatro años, esta zaragozana de Rusia es un ser pizpireto que ha sorprendido a todos por su capacidad de adaptación.

"Desde que la vimos, fue parte de nosotros", comenta Pilar. Por eso, ese tiempo que pasó desde que conocieron a la niña hasta que se la llevaron a Zaragoza fue "durísimo". El proceso de integración de la pequeña en su hogar y en su familia fue "más fácil" de lo que pensaron.

La opinión del experto

Lo cierto es que, según los psicólogos, los niños adoptados cuentan con la ventaja de que sus padres "tienen un gran deseo de serlo y han luchado por ello". Así lo explica el psicólogo zaragozano Carlos Guerrero Rica, para el que los criterios de edad que se aplican en ocasiones a los candidatos son "demasiado estrictos".

"Hay que tener en cuenta que muchos niños son educados hoy en día por sus abuelos sin que esto suponga un problema", asegura este especialista. "Además, hay que recordar que, a diferencia de los biológicos, los padres adoptivos son los únicos que pasan un examen para serlo". Guerrero no duda de que puedan surgir problemas de adaptación, aunque según añade, "la vida está llena de obstáculos e importa más las ganas de superarlos".