"Estoy muy contenta por este honor merecido, que es un reconocimiento a tantos hombres y mujeres que desde hace años han hecho realidad el mensaje de que la solidaridad no tiene nombre ni apellido". Las palabras agradecidas de Carmen González Mongio, presidenta de la Hermandad de Donantes de Sangre, al recoger la medalla de oro de la ciudad representaban ayer el sentir de los 108.000 socios con que cuenta actualmente la asociación de Zaragoza.

El alcalde zaragozano, Juan Alberto Belloch, destacó el altruismo y los valores y principios éticos de todos estos colaboradores "que hacen posible que miles de personas puedan vivir gracias a personas que nunca conocerán". Belloch hizo asimismo un llamamiento a los ciudadanos para la donación de sangre, "la única materia prima que puede salvar vidas y que únicamente podemos producir nosotros mismos".

Más compromiso político

En esta línea prosiguió el mensaje de Carmen González, quien recordó que "todavía no somos autosuficientes en unidades hemoterápicas". Por ello, pidió a los responsables municipales que le escuchaban que apuesten por relacionar salud y educación en una edad temprana. "Hace falta una mayor involucración o compromiso político, porque hay que educar con este mensaje de solidaridad desde la infancia, y no a partir de los 18 años", argumentó en su discurso.

Raimundo Gracia es uno de los zaragozanos que, en noviembre de 1965 fundó la Hermandad de Donantes de Sangre. "Estamos muy felices, pero esta medalla nos la merecíamos hace tiempo", afirmaba luciendo orgulloso en la solapa la insignia de oro de la asociación en el ágape ofrecido tras la ceremonia. Junto a él, Abel Alcolés, delegado durante más de 30 años de la Hermandad en La Puebla de Alfindén, y su mujer, Mari Asunción Sánchez, reconocían que "los jóvenes son ahora más fríos y no están tan interesados en donar sangre. Por eso debemos empezar a concienciar a los niños".

Un nuevo reto

Alfredo Gaudes Pérez, jefe de los tres equipos de extracción de sangre de Zaragoza de los hospitales Miguel Servet y Clínico y de la unidad móvil, también aparecía radiante entre las mesas de la sala hipóstila del Auditorio. "A partir de ahora se nos presenta un nuevo reto para no bajar la guardia y conseguir que la donación de sangre siga aumentando".

En los últimos cinco años, se han apuntado cerca de mil nuevos socios anuales en la Hermandad de Donantes. Sin embargo, el 62% de las donaciones se producen fuera de los centros hospitalarios, mientras que el 38% lo realizan en los mismos.

"Los hábitos de los ciudadanos han cambiado y hay que facilitar la labor del donante para que no pierda tiempo acudiendo al hospital. De ahí que los autobuses móviles tengan tanto éxito", aseguró Alfredo Gaudes.

Toda aquella persona mayor de quince años y menor de 65, que pese más de 50 kilogramos y que no consuma medicamentos o no sufra enfermedades puede ser donante de sangre. El método es muy sencillo. Tan sólo debe acudir a uno de estos autobuses o a los bancos de sangre de los dos hospitales para rellenar un cuestionario y hacerse un análisis de sangre. A partir de ahí, salvará vidas.