Hubo pólvora y bombos. El centro de Valencia fue tomado ayer por la estruendosa reivindicación de la provincia de Teruel. 40.000 personas, según los organizadores, o 15.000 según la Policía Local, se sumaron a una manifestación que pretendía asegurar el cumplimiento de un compromiso europeo para que finalmente el corredor cantábrico-mediterráneo sea considerado una vía de alta capacidad en la que conviva el transporte de pasajeros con las mercancías. Y se hicieron notar gracias a los tambores y petardos que animaron una marcha con numerosos apoyos.

Junto a la Estación del Norte un grupo de testigos de Jehová observaron con recelo cómo descendían, desde el punto de la mañana, la veintena de autobuses con los turolenses llegados de casi todas las localidades de la provincia. Y aunque la ciudad fallera está acostumbrada a los acontecimientos ruidosos, la presencia de las agrupaciones de la Semana Santa sorprendía a los turistas y paseantes de la céntrica calle Colón. «Es necesario apoyar el uso de los trenes, no se puede permitir que toda una provincia quede aislada», aseguró Sara Harcon, una británica residente en la ciudad.

Teruel Existe ya es visto como un lema clásico. Una provincia que se manifiesta en mayor número en Valencia que en Zaragoza. Ser pocos no nos resta derechos, se leía en sus pancartas. El portavoz de las entidades sociales aragonesas, Tomás Guitarte, lamentó que una exigencia como la que ayer les movilizó «en una sociedad normal sería innecesaria». Cargó especialmente contra «los acuerdos de despacho poco transparentes» que condenan «a la despoblación» de toda una provincia y que «limitan el desarrollo» de las zonas industriales de Zaragoza y Valencia. Sin embargo, consideran que todavía pueden ser escuchados en Europa y lograr un cambio en la planificación de los próximos años. «Sería inaceptable que las actuaciones económicas se limitaran a lo presupuestado en la actualidad», incidió.

CARIÑO ENTRE COMUNIDADES

Para el portavoz de la confederación vecinal valenciana, Juan Antonio Caballero, la ruidosa marcha debería ser un ejemplo del «cariño» entre comunidades en tiempos de «inquina territorial». No en vano, en la capital del Levante no todo el mundo está a favor de que las mercancías tomen la ruta de Francia a través de Zaragoza y apuestan por un corredor a través de Barcelona. Esta situación se hizo notar en la falta de manifestantes de la propia ciudad, que fueron ampliamente superados por la delegación aragonesa. «Es fundamental reclamar una salida al Cantábrico y un ramal por el Canfranc, es la única forma de vertebrar el territorio», manifestó el secretario general de Som Valencians.

Además de contar con la presión social, la plataforma Teruel Existe apostó por las rogativas cantadas para transmitir su mensaje a Europa. La copla Despierta Aragón si está bien entonada es capaz de convencer al más reacio. Hubo gritos de «otra, otra, otra».

La visita a la capital valenciana propició igualmente algunos encuentros familiares. Historias actuales de emigración que ejemplifican la falta de recursos en las zonas rurales. La joven María Aranda tuvo que abandonar Calamocha en busca de estudios y trabajo. Gracias a los buses fletados desde su ciudad su padre aprovechó para reivindicar sus derechos y pasar la jornada juntos. Que para eso también sirven las infraestructuras. «Ahora lo que hace falta es que hagan caso a los lemas de las pancartas», explicaron.

EUROPA, ESCUCHA

En la avenida Navarro Reverte los tambores de la Casa del Tambor de Teruel seguían llamando la atención de los paseantes. «No queremos competir con las mascletás, lo que buscamos es colaboración», bromeaba María Pérez sin perder el compás del bombo por las calles de Valencia. Destacó sobre todo la unidad de la provincia turolense, ya que miembros de otras agrupaciones similares se habían acercado a saludar. «Que no estamos solos, que Teruel somos todos», cantaban más adelante acompasados por los sones de una colla de dulzaineros.

«Europa nos está escuchando, para eso hemos llenado las calles de Valencia», indicó Blas Collados. Convencido de que la movilización es necesaria, pidió que finalmente se concreten los compromisos institucionales prometidos. Por el momento parece que el Gobierno de Aragón y el de Valencia están por la labor. Y que han convencido al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para que defienda una postura común. A partir de ahí poco más se se puede hacer más que esperar, lamentó.

El acto de cierre sirvió para insistir. «Es necesario planificar un sistema de transporte más sostenible y eficiente», recalcó Caballero. Y sin estar en Híjar ni en Alcorisa se rompió la hora para dejar claro que no se puede dejar pasar el tren.