Un 51,1% señala que la Iglesia Católica debe ser financiada por sus fieles (frente al 40,6% que cree que debe seguir subvencionándola el Estado). El 70,8% está a favor de que en los colegios públicos se ofrezcan clases de religión Católica para quienes lo deseen. Pero un 47,9% rechaza clases de otras religiones. El 70,9% dice que esta asignatura no debe tener los efectos académicos que tienen otras.