Sus relatos estremecen. Prefieren, por una cuestión de privacidad, no poner ni voz ni nombre a los testimonios. Pero las palabras de Edurne Larrarte, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Bulimina y Anorexia de Aragón (Arbada), bastan para hacerse una idea del infierno que supone un problema de trastorno alimentario. Para el paciente y para la familia. "El día a día es muy difícil, angustioso, horrible, con mucho miedo. Te preguntas qué has hecho mal para que esté sucediendo todo esto", cuenta.

Y es que el sentimiento de culpa asola, prácticamente, a todos los familiares de una persona que sufre anorexia o bulimia. Impotencia por no saber qué más se puede hacer que no se haya hecho ya, por no saber cuál fue el motivo que puso en marcha el mecanismo que llevó, en la mayoría de los casos, a sus hijos precipitarse en una espiral de autodestrucción que puede durar años, por no haberse dado cuenta antes. "Es un sentimiento inevitable", dice Larrarte. Con la premisa de ayudar a quienes rodean al enfermo nació Arbada hace 18 años, un colectivo que actualmente ayuda a más de 210 familias en Aragón.

"Todos tenemos que colaborar y, cuando estás en esto, te das cuenta de lo mucho que tenemos que aprender para saber cuidar a los pacientes", dice Larrarte, quien asegura que "en los últimos 14 años" los problemas de bulimia y anorexia "van al alza" en la comunidad.

Estereotipos

Los mensajes que hacen bandera de una delgadez que se ha impuesto como símbolo de éxito social, laboral y personal perjudican a los pacientes que ven como los estereotipos consumen su día a día. "El perfil es cada vez más jóvenes, pero también tenemos adultos de entre 40 y 50 años que por temas de divorcio o falta de trabajo se han visto en este problema", dice Larrarte.

Hay quien tiene obsesión por entrar en una talla 32, por verse guapa o guapo "constantemente", por compartir artículos y eventos y colgar selfies en las redes sociales en busca de un Me gusta que les de autoestima y satisfacción. La estética de la delgadez se impone en las modelos y la publicidad, en los cantantes y actores, en las tiendas de ropa a través de esas tallas pequeñas. Son palos en las ruedas para la recuperación de estas chicas. Y el problema se ha multiplicado en los últimos años en internet y las redes sociales, que han aumentado la "preocupación" de las familias. "Es terrible. Incitan a buscan el perfeccionismo", señala Larrarte.

"El Whatsapp es imposible de controlar. La solución sería quitarles el móvil, pero si lo haces también invades su intimidad. No sabes cómo actuar. Es lamentable que siga habiendo páginas que hagan apología de la anorexia y bulimia que es un problema mental y como tal hay que tratarlo", añade.

Este colectivo aragonés, que cuenta con una trabajadora social y organiza charlas, talleres y terapias, pelea por "poner remedio" a esta enfermedad. Su última idea ha sido la puesta en marcha en Aragón --la primera comunidad que lo hace-- de un sello de calidad, creado por una agencia de publicidad, que aparecerá en las prendas de varias tiendas. "Será en varios establecimientos concretos de Zaragoza que trabajan la moda y en agradecimiento a su forma de funcionar, con calidad, y las tallas adecuadas", explica Larrarte.

Los expertos dicen que un 70% de los trastornos de alimentación se curan. "Tienen que aprender a tener una calidad de vida estupenda y muchas personas lo consiguen. Algo les puede quedar, pero la mayoría de los pacientes que tratamos, si tienen voluntad, lo superan", señala la presidenta de la asociación. Como reza su eslogan: Actitud y arriba el autoestima.