Llevan más de un año reclamado justicia, exigiendo una verdad que podría conocerse en las próximas horas si el director del Instituto Toxicológico de Estambul, Keramettin Kurt, revela los resultados de las pruebas de ADN practicadas a 41 familias de los militares fallecidos en la tragedia del Yak-42.

Durante todo este tiempo han reclamado al Gobierno popular y al socialista que dijeran la verdad sobre cómo se realizaron las identificaciones de las víctimas. Ayer, las sospechas de las familias se convirtieron en un hecho indiscutible cuando conocieron que los expertos turcos confirmaban la existencia de errores en los reconocimientos.

Rosario Benítez, viuda del comandante José Antonio Fernández, mostró su "aciaga alegría" por que al fin se hayan constatado los fallos cometidos por el equipo médico español que se trasladó al lugar del accidente. Eso sí, ella no habló precisamente de "errores". "No somos tontos. Los médicos sabían perfectamente que estaban repatriando cuerpos sin identificar y que estaban en muy mal estado. Las palabras de los forenses turcos han servido para corroborar lo que todos sospechábamos. Les trataron peor que a animales", indicó Benítez. La viuda del comandante Fernández subrayó la necesidad de que el Ejecutivo tome las "medidas oportunas" para que se conozca todo lo que rodeó al accidente" . "El PSOE nos prometió muchas cosas y ha llegado el momento de actuar", declaró.

La indignación también se vislumbraba en las palabras de José Antonio Gracia, hermano de uno de los militares españoles que fallecieron en la tragedia. "Todo el proceso ha sido una chapuza. Si se confirma lo que se ha publicado hoy --por ayer--, no nos quedaremos de brazos cruzados, eso seguro. Estos hechos demuestran aún más que es totalmente necesario crear una comisión de investigación", explicó.

Ana Ochoa, viuda de hecho del sargento primero Miguel Angel Algaba, recibió la noticia con una mezcla de temor y alivio. "Todavía deben comunicarnos a quiénes pertenecen los cuerpos que fueron mal identificados, pero hemos dado un paso importante. Creo que todas las familias sabíamos que este momento llegaría. A ver si ahora se crea una comisión de investigación como nos merecemos", remarcó Ochoa, quien tiene dos hijos de su relación con el fallecido.

En la misma línea se manifestó Francisco Cardona, que perdió a su hijo --destinado en el Ala 31 de Zaragoza-- en el fatídico siniestro. "Llevamos demasiado tiempo con esta historia a las espaldas. Desde el 28 de mayo he vivido con esa duda. Pero hoy --por ayer-- he entendido que todo esto esto está empezando. Ya veremos qué ocurre, porque no sé si las pruebas de ADN serán determinantes para las acciones que muchos estamos dispuestos a emprender", comentó Cardona.

Algo más optimista parecía Diego Novo, hijo del comandante Antonio Novo, muerto en el accidente. Novo recibió la noticia por la mañana, mientras navegaba por internet. "A nadie le ha cogido por sorpresa, aunque nunca te lo crees del todo hasta que te confirman los hechos. Creo y espero que esto sirva para que a partir de ahora conozcamos la verdad", afirmó el joven. Este periódico también intentó ponerse en contacto en repetidas ocasiones con el presidente de la Asociación de Familiares de Víctimas del Accidente, Carlos Ripollés, pero fue en vano.

A partir de hoy, los afectados por la mayor tragedia del Ejército desde la instauración de la democracia tratarán de recomponer el complejo puzle de las identificaciones.