Zaim Ali, de 19 años, es uno de los ocupantes de la furgoneta siniestrada que salieron con vida, aunque gravemente herido. La noticia del accidente rápidamente se conoció en el pueblo alarmando a familiares y amigos de los trabajadores, quienes no dudaron en acercarse al lugar de la colisión mortal.

Entre ellos estaba Zubair, hermano de Zaim, quien quiso acercarse al lugar del accidente para saber cómo estaba su hermano. En casa había dejado a sus padres a la espera de noticias. Llegó junto a unos amigos en un coche, siendo el último en salir. Sabía que en ese coche accidentado estaba su ser querido. Tembloroso se acercó a un agente de la Guardia Civil que regulaba el tráfico, pero este no les pudo dar ninguna información, salvo explicarles que los heridos habían sido trasladados a dos hospitales, a Alcañiz y al Servet de la capital aragonesa.

Uno de sus amigos decidió dejar el grupo e ir a otro guardia civil que en un papel le apuntó que Zaim Ali estaba en la capital aragonesa. Con una sonrisa de lado a lado y con el símbolo de victoria regresó con Zubair para darle la información. La satisfacción les envolvió, aunque no hubo abrazos. Tres personas sí habían muerto.

«Por suerte, mi hermano está vivo, qué susto», señaló Zaim antes de introducirse en el coche y viajar a Zaragoza. «Evoluciona favorablemente», explicó a este diario.

Aseveró que, habitualmente, salían de Caspe entre las 8.00 y 8.30 y regresaban en torno a las 19.30 horas. «Los compañeros de los vehículos que transitaban con la furgoneta dieron inmediatamente el aviso del accidente», aseveró Zubair. Esta familia se estableció hace 11 años en Caspe, aunque Zaim Ali llevaba cinco. La mayoría de ellos trabaja en el campo. Ahora solo esperan una pronta recuperación de todos ellos, aunque sus pensamientos también están con los fallecidos.